El joven al encuentro con Jesús

(Para grupos de oración)

P. Antonio Viguri Ugarte  ocd

 

VI. NOVIOS ORANTES

No me voy a parar a comentar lo que hoy supone el noviazgo en la juventud. Llevo dieciséis años trabajando con parejas. He acompañado a unos cuantos en el día de su matrimonio y con mucha pena tengo que decir, que hay una mayoría de jóvenes que se casan sin haber profundizado en el amor.

Creen que se aman, pero la mayoría de las veces a un nivel afectivo sensible, pero no a un nivel de Cor. 1 3. Tienen ataduras de amor, pero a un nivel de apetencias y deseos, más que a un nivel de entrega gratis.

Creen que se aman porque no discuten, lo cual no es bueno, pues puede suponer que uno domina a otro.

Creen que se aman, porque se cuentan muchas cosas, pero no llegan a conocer cómo es el corazón de su pareja.

Creen que se aman, porque sus cuerpos se han manifestado cercanos desde la experiencia afectiva, pero no se han unido sus espíritus.

Creen que se aman, y no han sabido diferenciar la sexualidad de la genitalidad.

Creen que se aman, y a la primera dificultad que les surge, se inculpan el uno al otro sin aceptar cada uno su parcela de culpabilidad.

Creen que el amor lo supera todo, y sólo es verdad en parte. El amor supera todas las dificultades a nivel de diferencia de edad, a nivel de diferencia económica, pero no lo puede superar normalmente a nivel de diferente cultura o diferente experiencia religiosa. Sencillamente, porque a nivel de esas experiencias religiosas, el amor no se puede cultivar. Hay unas barreras que impiden la conexión de sus espíritus.

Una de mis experiencias gozosas como sacerdote, es celebrar un matrimonio con jóvenes que viven unidos en su espíritu, que Cristo los va uniendo, que han conectado en lo más profundo.

De los jóvenes encuestados, seis tenían novio/a en ese momento. Ellos me comentan su experiencia, vivida desde el grupo de oración.

“Sirve para darnos paz y más cariño. Pienso que el hecho de compartir algo tan grande como el creer en Jesús, nos da seguridad y hace que una pareja se sienta más unida y con más cosas en común “. Nieves.

Paz y cariño. Un cariño precioso que nace de ese compartir cosas tan profundas como a Jesús de Nazareth. Los novios que oran se sienten más unidos, sobrc todo en lo profundo de su corazón. Los dos miran a Jesús y Jesús va haciendo que conecten donde otras parejas es difícil que puedan entrar.

Hay parejas que pueden rebatirme esto, y decir que ellos no oran juntos y se llevan de maravilla, incluso lo dicen esto parejas no creyentes y creyentes no practicantes. Les respeto y les comprendo. Pero es que ellos no han tenido nunca la experiencia de este Jesús de Nazareth que hace nacer algo nuevo en el corazón de los que se comunican a través de El. Si lo conocieran, se llevarían todavía más maravillosamente de lo que ellos creen.

“Bueno, no sé qué contestar Tal vez me ha ayudado a conocerlo y a quererlo más, porque en lo principal piensa como yo, así lo creo. Porque es una persona con la que no tienes que ser distinta, y en la que se puede confiar. También me ha ayudado a sentirme más cerca de Dios por hacerme pasar tan buenos momentos”. Eugenia.

Cuando no hay amor del bueno, muchos jóvenes tienen que adoptar posturas contrarias a lo que ellos son, para poder contentar a la otra persona y comienzan a construir una relación falsa.

El amor da confianza, y uno puede ser lo que es, porque el otro lo acepta así. Cuántos jóvenes sobre todo chicas, pierden su identidad por ceder a planteamientos de un amor fácil y caduco.

Por otra parte, cuando una pareja comienza a conocerse desde Jesús y un día ven que no son el uno para el otro, he constatado que su separación no es traumática, que ha sido una aventura bonita, y que cada uno sigue diferentes caminos en busca de otra persona.

Es que Jesús todo lo hace bien...

“En nuestro noviazgo ha sido fundamental. Gracias a la oración hemos superado muchas dificultades. Nos hemos comprendido más y hemos compartido algo importante en nuestra vida, que es Dios. En épocas que no oramos juntos, estamos mucho más tensos y agresivos, pero cuando hacemos oración, nos llenamos de una paz tan grande, que no puede haber mayor felicidad. Además, es muy bonito conocer los sentimientos más profundos de mi novio a través de la oración “. Elena.

La experiencia de Elena es muy rica. Ya está casada. En todo el camino del noviazgo, no sólo ha caminado con su novio, sino que en todo momento había en ella una fuerza, la fuerza de Jesús, que la orientaba, la serenaba y le daba ánimo para solucionar los problemas normales de todo noviazgo, problemas por otra parte, que si no se solucionan en el noviazgo, es muy difícil que se puedan solucionar después.

Tensión y agresividad, son algo muy común en las parejas, cuando el diálogo es insostenible o cuando los dos se resguardan en sus fronteras infranqueables, a causa del egoísmo. Elena tiene la experiencia de que cuando oraban juntos, volvía una paz maravillosa.

Además, desde la oración se van conociendo los sentimientos de la otra persona. Esto es estupendo en un mundo donde hay una tendencia a guardarnos todo dentro por la desconfianza hasta en las personas que decimos amar.

Conozco novios, que en la guantera de su coche llevan siempre el Evangelio para usarlo en esos momentos de oración. Conozco novios, que todos los domingos y otros días si pueden, van juntos a la Eucaristía.

Conozco a Miren y a Patxi que cuando estaban en Hong-Kong trabajando, se juntaban un rato por la mañana, y mientras iban al trabajo en un transbordador, aprovechaban para orar juntos. Ya están casados, esperan un niño y su matrimonio está totalmente cimentado en el amor de Cristo, que es el amor más profundamente humano.

“Estoy en condiciones de afirmar que la oración es un seguro de amor para la pareja. Pienso que la oración, ya sea personal, en grupo, o en pareja, es necesaria en toda pareja porque te hace crecer en el amor y en la amistad, porque Dios es amor y es amistad. El grupo ayuda en toda pareja, porque la intercomunicación es enriquecedora para toda persona. Somos un ser sociable y necesitamos a los demás”. Fermín.

Hoy nos aseguramos en todo y para todo. Aseguramos la casa, el coche; hacemos un seguro de vida para que queden bien la mujer y los hijos en caso de... Y aquí viene Fermín a hablarnos de otro seguro. El seguro del amor para la pareja. Y este seguro es la oración.

Orar es un trato de amistad y un encuentro de amor con el Señor. Si ese rato de oración lo compartimos en pareja, Jesús va dejando caer sobre ellos su amor y su amistad y es algo fantástico.

Por otra parte, uno de los problemas de los novios de hoy, es que caminan muy solos. Se comentan muchas cosas en las cuadrillas de amigos, pero hay unas zonas clIIe se van guardando en los bajos del corazón y si no emergen a la superficie, a la larga pueden hacer mucho daño. De ahí lo estupendo que es vivir en UP() (le oración, donde casi sin querer van aflorando los problemas y situaciones de otras parejas parecidos unos a otros, que animan a salir de esos problemas, pues desde Jesús siempre se encuentran soluciones a los problemas y si no tienen solución, porque tiene que ser así, el saber aceptarlo con elegancia.

Los grupos de oración no son una agencia de trabajo, ni una casa de belleza para hacernos más guapos, pero sí que es un auténtico camino para poder afrontar los problemas normales de la vida. Problemas, que cuando se viven en solitario o solo la pareja, son muy difíciles de soportar.

Como bien dice Fermín, somos unos seres sociables y necesitarnos de los demás. Es muy bonito ver cómo se ayudan unas parejas a otras en los grupos, y aprenden a ayudar a otras, aunque no pertenezcan al grupo. En los grupos, el Señor va enseñando a amar a la pareja y a todos los demás desde el amor que se tienen el uno al otro.

“He de decir que todos mis intentos han sido en vano para llamar la atención de mi novio hacia Jesús, pero desde luego yo no me he rendido. Por otra parte, la oración me ha servido para confiar y aumentar nuestra relación. Jesús es un punto importante de mi vida e intento que lo sea también en la suya. Por eso siempre le muestro lo que en la vida supone Jesús para mí”. Amaya.

La postura de Amaya es muy correcta en su noviazgo. Como la hay en muchas que sufren ante esa aparente lejanía de sus novios con respecto a Jesús. También les pasa a algunos chicos con sus novias.

Pero cuando la chica o el chico son coherentes con su fe y con su seguimiento a Cristo, a la larga el novio o la novia, viven de ese mismo espíritu que les va contagiando la pareja, aunque no practiquen.

Otra cosa es cuando tanto un chico como una chica rechazan lo que hace su pareja. Les parecen tonterías. Eso no tendrá un buen futuro. Mi consejo, aunque sé que es muy doloroso, es que la dejen o lo dejen. En esas parejas nunca podrá haber una compenetración interior tan necesaria para vivir el matrimonio a un nivel humano digno.

Por supuesto que hay que tener un respeto para los que no han recibido la gracia de creer y aceptar la fe de su pareja, pero ellos no lo pueden entender. Es más, les parece estupendo lo que vive su pareja, pero no lo llegan a comprender. No olvidemos que la fe es un regalo de Dios.

Se necesitan jóvenes que como Amaya, desde el respeto, no se rindan y a fuerza de ser testigos, venga el Señor y dé la gracia de la fe a su pareja. Para ello es indispensable que el chico o la chica creyente, sean coherentes con su fe en todos los sentidos.

“Ha habido ocasiones en que nos hemos enfadado casi sin motivos (casi siempre he sido yo la culpable). Tras hacer oración, he comprendido que mi enfado es injustificado y que he hecho sufrir a Luis. Gracias a la oración, nuestra relación vuelve a ser correcta de verdaderos enamorados. Además como él pertenece a una comunidad catecumenal, los dos estamos felices de estar más o menos comprometidos dentro de la Iglesia, en nuestro deber de cristianos “. Eva María.

Dios es la Verdad y nos dice la verdad. Orar es encontrarnos cara a cara Con esa verdad Esto le sucede a Eva. Qué pocas veces nos sentimos culpables de lo que hacemos. Hay una tendencia a echar la culpa a la otra persona. Si nos ponemos en oración personal o en grupo, el Señor nos irá diciendo esa verdad, aunque a veces nos cueste ceder.

Desde Jesús todo vuelve a ser nuevo. Reverdece el amor y va madurando con vistas a un matrimonio basado en el amor.

Qué hermoso es que desde dos grupos eclesiales que siguen caminos o métodos diferentes, los dos vayan cara a ese Cristo al que todos vamos aunque sea por diferentes caminos.

Qué diferencia hay entre las parejas que van a recibir el sacramento del Matrimonio, sabiendo lo que hacen, desde una base de amor, desde un respeto mutuo, desde un no haber quemado etapas, a esas otras que no entienden que en el sacramento del Matrimonio se están encontrando con un Jesús que les puede dar todo lo necesario para vivir el matrimonio con elegancia y dignidad. Esas parejas que han quemado etapas porque pensaban que se amaban.

No nos engañemos. El amor es entrega, sacrificio, renuncia. Todo esto lleva a la felicidad.

Muchos jóvenes cuando dicen a su pareja “te amo”, en realidad están diciendo “te necesito”.

Cuando dicen “te amo”, están diciendo “te uso”.

Y cuando dicen que se aman, en el fondo no deja de ser una violación psicológica por falta de personalidad y por miedo a perderlo/a. Por causa de un amor engañoso, que produce tristeza y un montón de dudas, se rompen los ideales que tenían de un amor gratis y de no quemar etapas.

Por eso son engañosos los argumentos de muchos jóvenes que dicen amarse y tienen relaciones matrimoniales, argumentando que hay que ver si les va bien, que es una preparación para el futuro. Lo que ocurre en el fondo, es que no tienen fuerza de voluntad y aman por nada. Esos argumentos sirven lo mismo que si un estudiante de segundo de medicina se empeñara en hacer una operación de apendicitis, para ver si CSO es lo suyo. Sé que muchos no estarán de acuerdo. Lo siento por ellos. A la larga se darán cuenta de que el amor es otra cosa.

La alegría de los que van al matrimonio tras haber vivido un amor limpio, de respeto, de renuncia, es incomparable a los que van desde el amor experimental. Y de eso sé un rato, pues me ha tocado estar muchos años acompañando a parejas. Por supuesto que hay que ser muy comprensivos con estos últimos, porque en el fondo suele ocurrir que nadie les habla a tiempo, o no han conocido el amor de Jesús.

Los monitores debemos animar a las parejas a que oren juntos. Desde la oración, desde Jesús de Nazareth, irán construyendo un futuro seguro y auténtico, sin fisuras y esperanzador.

Volver                                                                                                       avanzar

 

Editado para Internet por  Caminando con Jesús

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

www.caminando-con-jesus.org

www.caminando-con-maria.org

Caminandoconjesus@vtr.net