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HISTORIA DE LA SALVACIÓN |
CONCLUSIÓN
«EL SEÑOR ES MI PASTOR»Hemos
terminado nuestro recorrido por las principales etapas de la Historia de la
Salvación, tal como nos las presenta la Sagrada Escritura. Pero la Historia de
la Salvación continúa. Había que seguir recorriendo paso a paso la Historia
de la Iglesia para descubrir la permanente acción maravillosa de la mano
invisible de Dios... La
Historia de la Salvación continúa. También hoy. Dios tiene un plan
maravilloso para nuestro tiempo. Y está actuando para llevarlo a
cumplimiento. Pero cuenta con nosotros. Pues normalmente no quiere hacer nada
sin nosotros. Estamos embarcados -lo queramos o no- en la
fascinante aventura de nuestra salvación y de la salvación de los demás, de
nuestros hermanos de comienzo del tercer milenio del cristianismo. Cristo
Buen Pastor, resucitado y glorioso, sigue rigiendo eficazmente los destinos
de la Iglesia y de la humanidad. Por
eso, ante todo hemos de confiar en su guía poderosa. Como en otras épocas,
también hoy la frágil barca de Pedro sufre los embates de las olas, de las
dificultades que parecen hundirla (Mc. 5, 37); pero Jesús permanece en esa
barca, y una y otra vez nos repite como a los apóstoles: «Animo, soy yo, no
temáis» (Mc. 6, 50) Pero
esta confianza no nos exime de nuestra responsabilidad, personal y colectiva.
Para que se realicen los planes de Dios en esta etapa de la historia es
necesaria ante todo nuestra docilidad al Espíritu. Y es necesaria nuestra
entrega incondicional -con todas nuestras energías y capacidades- para
secundar la acción de Dios. Sólo así podrá continuar la Historia de la
Salvación, es decir, la salvación de Dios en la Historia... |
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant |