Caminando con Jesús Pedro Sergio Antonio Donoso Brant |
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SANTA
TERESA DEL NIÑO JESÚS UNA
NUEVA DOCTORA PARA UN NUEVO MILENIO Por
Jesús Martí Ballester Tres generaciones
familiares han pedido a Dios un misionero. Admirable el poder de la oración
de la familia de tres generaciones. Con su oración han conseguido que
Teresita fuera misionera. Abuelos, padres, hermanitas, todos constantemente
se reúnen en oración para que el Señor les conceda un nieto, un hijo, un
hermano, misionero. La oración se intensifica cuando viviendo en los Buissonets de Lisieux, se espera, después de cinco niñas,
el nacimiento del misionero. Aún no existen, por supuesto, ecografías. Todos
reunidos esperando la noticia del médico, que anuncia a la familia
expectante: "Será misionera". UNA
MONJA DE CLAUSURA, PATRONA DE LAS MISIONES En el siglo XX,
caracterizado por una transformación del mundo, una joven, que vivió durante
nueve años enclaustrada en un Carmelo desconocido, cuando ya san Pío X, la
había llamado «la santa más grande de los tiempos modernos», fue proclamada
por Pío XI, en 1927, patrona de todas las misiones, junto con el intrépido y
activísimo jesuita san Francisco Javier. Audacia y profecía de Pío XI, al
otorgar ese título a una monjita de clausura, que no salió nunca de su
monasterio. Con este gesto llamó la atención de que la fe se propaga, no sólo
por la actividad, sino también y fundamentalmente, por la contemplación. Y
Juan Pablo II confirma la doctrina al concederle el título de DOCTORA, en
esta hora, aún confusa a Santa Teresa del Niño Jesús. Como Patrona de las
Misiones propicia la acción evangelizadora; como Doctora, pone en orden la
inteligencia y el convencimiento, resalta el criterio y cataloga los valores,
es Maestra. Su doctorado versa sobre el AMOR. Y eso sólo ya lleva a la
sencillez, que no superficialidad, de su CAMINITO. EL
AMOR Y SUS CONSECUENCIAS Si amo, tengo el deber
de evitar cuanto pueda no sólo mis propios pecados, sino también las obras
malas de mis hermanos, que repercuten en todo el Cuerpo Místico, corregir,
aconsejar, dar buen ejemplo, orar mucho, sacrificarme para que todas las
obras de los hermanos lleven la luz de Dios y testimonien su participación en
la divina naturaleza, para que viendo todos sus frutos buenos se den cuenta,
de que Dios está en ellos, ya que, conociendo el árbol por sus frutos, no
pueden nacer de árbol malo, si son buenos, sino de la luz. EL
AMOR EN La entrega de una
persona no estará nunca motivada por leyes, sino por amor. Así hemos
comprobado el fracaso de la formación que se ha dado a base de órdenes y
mandatos, de prohibiciones y distingos; los así educados han caído en la
vulgaridad. Es necesario cuidar mucho de que nuestra teología y psicología no
siga los derroteros de la ley mosaica que fue perfeccionada por Jesús en el
Evangelio. Una espiritualidad basada limpia y genuinamente en el Evangelio
será mucho más cautivadora y eficaz. Y es porque el Evangelio se resume en el
amor, «la plenitud de la ley es el amor» (Rm 13, 10); por eso remontando la
corriente y poniendo en la base el amor, el ser humano respira hondo, da su
mejor sonido y está dispuesto a los más altos saltos, a las entregas más
sacrificadas. Éste es el caso de Teresa del Niño Jesús. Ella amó, hasta morir
de amor. Comprendió lo que desea Dios ser amado y se dio totalmente. No habría
podido hacerlo esto un mandato. Lo hizo el amor. «Soy de un carácter tal, que
el temor me echa para atrás, mientras el amor no sólo me hace correr, sino
volar». «Amándole, no temiéndole, ninguna alma llegaría a ofenderle» «El amor
es lo único que me atrae» "El amor es el único bien que deseo”. Ni En la cruz, Jesús
destruye el corazón de piedra de los hombres. Cuando el Espíritu de Cristo
penetra en el cristiano, en la medida en que éste lo acoge, cambia y
transforma el corazón de piedra en corazón de carne. La nueva ley del
Espíritu es el amor, que actúa no «por obligación», sino «por atracción»
hacia el bien. Sin el amor no se puede observar la ley. «Si uno me ama,
guardará mi palabra» (Jn 14,23). El amor se prueba en el cumplimiento de los
mandamientos: «En esto consiste el amor, en observar sus mandamientos» (2 Jn
6). Entre la ley y el amor se establece una colaboración y una sinergia. El
amor apoya la ley y la ley protege el amor. La ley se nos da para sostener
nuestra libertad, no para eliminarla, y para ayudarnos a comprender la voluntad
de Dios. La fuerza del amor es
inmensa. Por amor la madre se inmola día y noche. Por amor el hombre deja a
su padre y a su madre. Por amor el joven modifica su carácter a voluntad de
su amada. Por amor se realizan las más heroicas acciones, las gestas más
generosas. Dile a un niño que estudie. No lo hace. Proponle una motivación de
amor, que, desgraciadamente suele ser de amor propio, y ese niño, que no se
movió por la orden, se mueve y estudia para conseguir el premio que le han
propuesto conquistar; le mueve el amor del premio, del honor y del valor de
lo que piensa ganar. Y estamos aún en el terreno de psicología humana
desnudamente. Si a toda esa fuerza de amor, le añadimos la potenciación, que
es el amor divino, todo se ilumina con una luz nueva de poder y de altura
incomparable. Es que el ser humano
ha entrado a participar en la fuerza de Dios; es la misma acción de Dios la
que el hombre posee. Se mueve desde Dios, en Dios, por Dios, con los motivos
de Dios, con sus propias fuerzas y ahora sí que es realidad la expresión de
Pablo: «Ya no soy yo, es Cristo quien vive en mí " (Ga
2,20). Ese ser humano ahora ya es capaz de todo lo que antes le acobardaba.
Comprendemos ahora lo que les sucedió a los Apóstoles después de Pentecostés:
gozosos salían de las palizas recibidas; valientes predicaban el nombre de
Jesús: "era necesario obedecer a Dios antes que a los hombres" (Hch
4, 19). Y eran los mismos que antes se habían dado a la fuga y habían negado
al Maestro, ¿quién había intervenido para que se diera tal cambio? No era
otro que el Espíritu, que es Amor. No era otro que el Espíritu que derramó en
sus corazones la caridad, obra suya, por la que el hombre vive en Dios (2 Co
3,14; 1 Pe 4,6). ¡MISTERIO
DEL AMOR DE DIOS! Misterio de su
participación de su vida en nosotros... Si lo comprendiéramos mejor, si lo
reflexionásemos más, estimaríamos mucho más el crecimiento en el amor que la
salud, y el dinero y el amor humano. No hay nada que se pueda comparar con
este don sublime de la misma vida de Dios que nos diviniza y nos hace
poderosos en Dios y nos sumerge en el misterio de MAESTRA
DEL AMOR. Ella ha vivido con
genial intuición, de la que no estaba ausente la gracia, la espiritualidad
del Evangelio, cuyo resumen es amor, como hemos dicho, pero además ha captado
la fuerza galvanizante del amor, aun del humano, lo
que pasa es que ella vio con una caridad impropia de sus años, aparte de que
no había experimentado desengaños que la amaestrasen, que las criaturas
humanas la dejaban con hambre. Escuchemos sus palabras: Necesito un corazón
ardiente de ternura, que sea mi apoyo para
siempre; que ame todo en mí,
hasta mi debilidad, que no me abandone ni de
día ni de noche. No he podido encontrar
criatura alguna que me amara siempre
sin morir; necesito un Dios que
tome mi naturaleza, que se haga mi hermano y
pueda sufrir». Cuando en mi joven corazón
se encendió esta llama que se llama
amor,.. viniste tú a reclamarla. Y tú solo, oh Jesús,
pudiste Contentar mi alma. Porque tenía necesidad
de amar hasta el infinito ELLA
SUPO ENCONTRAR UN CORAZÓN CAPAZ DE SACIAR SU HAMBRE. Y quiso enseñar ese
camino a las almas para que no se dejen deslumbrar por espejismos. Aprendamos
sus lecciones y dejémonos influenciar por su acción apostólica aún actual.
Imposible escribir o hablar de Teresa del Niño Jesús, pensar en ella o
rezarle, sin verla totalmente penetrada de amor. Su vida, su virtud, todo en
ella parece la obra del Amor. El amor de Dios ha sido la fuente de energía
que fecundó toda su vida espiritual; este amor se ha explayado en la práctica
de todas las virtudes y valores humanos y en filigranas de delicadeza, ha
encontrado su perfeccionamiento en el espíritu de infancia y ha engendrado en
su alma ubérrimos frutos. En el alma de Teresa hay una disposición, que es la
primordial, y que siempre permanecerá como fundamental: el amor. ESTE
AMOR PRESENTA DOS CARACTERES COMPLEMENTARIOS El Dios que Teresa ama
no es un dios abstracto, el dios de los filósofos y de los sabios; es el Dios
hecho hombre, el Verbo encarnado. Es un amor vitalista el suyo. El segundo
carácter de este amor no es un sentimiento, una emoción, una delicadeza del
corazón que puede compaginar con todas las debilidades y caprichos de la
infancia. Su niñez se revela heroica: "Desde la edad de tres años no he
negado nada a Dios", nos confiesa. La historia de su alma no es, en el
fondo, otra cosa que el cumplimiento y la manifestación de lo que Dios puede
hacer cuando nada entorpece su libertad soberana. A sus catorce años y
medio se despertó en ella la pasión de la ciencia. ¿Será una intelectual? La
cautivaban la teología, la filosofía, las ciencias naturales. Pero la más
grande santa de todos los tiempos decidió dedicarse sencillamente a la
ciencia del Amor. Estuvo a punto de recibir lecciones de pintura junto con
Celina, pero no quiso insinuar a su padre que eso le gustaba, y por
delicadeza sacrifica su propio impulso. Por el amor teologal llamará a Dios
mi Padre y será siempre su hija. Pero esta filiación divina, tomada en el
sentido más estricto de la palabra. Ella tuvo un concepto
de santidad bíblico, genuino y perfecto y fue consciente de que tenía que
enseñarlo al mundo. Escribe a Paulina: «La santidad no consiste en ésta o la
otra práctica, sino en una disposición del corazón que nos hace humildes y
pequeños entre los brazos de Dios, conscientes de nuestra flaqueza y
confiados hasta la audacia en su bondad de Padre». El amor para ella será el
ascensor para subir a Dios, al que verá significado en la madre que ve a su
pequeñín haciendo esfuerzos inútiles por subir los escalones uno a uno y a
gatas, y ante la impotencia del querido pequeño, la madre se abaja y coge a
su niño y lo sube en brazos. Dios Padre será el águila que remonta al
pajarillo que agita impotente sus alas intentando volar. Esta es la gran
intuición de Teresa: que el amor nos viene de Dios. Y dirá “lo propio del
amor es agacharse”. El Amor es el deseo
ardiente de querer todo el bien para el Amado. Quitar todo el mal al Amado.
Hacer feliz al Amado. Evitar disgustos al Amado. San Juan de LAS
DELICADEZAS CON DIOS ERAN INCESANTES. «Le llevaban rosas,
que ella deshojaba sobre su crucifijo, acariciándole con cada pétalo» Dice
una hermana: «Un día que la vi tocando dulcemente
la corona de espinas y los clavos de su Jesús con la punta de los dedos, le
dije: "¿Qué hacéis?". Entonces, con un suave gesto de admiración
ante mi sorpresa, me confesó: "Estoy desclavándole y quitándole la
corona de espinas". Escribe SU
PRIMER HIJO «Oí hablar de un gran
criminal que acababa de ser condenado a muerte en castigo de sus horribles
crímenes. Todo hacía creer que moriría impenitente. Me propuse impedir a toda
costa que cayera en el infierno. Para conseguirlo empleé todos los medios
imaginables.... Le dije a Dios que estaba segurísima de que perdonaría al
pobre desgraciado Pranzini, y que así lo creería
aunque no se confesase ni diese muestra alguna de arrepentimiento, ¡tanta era
mi confianza en la misericordia infinita de Jesús! Pero, que para animarme a
seguir orando por los pecadores, y únicamente para mi consuelo, le pedía
sólo, "una señal" de arrepentimiento. Mi oración fue escuchada al
pie de la letra. Al día siguiente de su ejecución, cayó en mis manos el
periódico AMOR
PURO «En el rezo de Sexta
hay un versículo que pronuncio siempre con repugnancia. Es éste: "Decidí
en mi corazón cumplir tu voluntad por la recompensa". Me apresuro a
decir interiormente: "¡Oh, Jesús mío, bien sabéis que no os sirvo por la
recompensa, sino únicamente porque os amo y por salvar almas!"» "Yo
presentía ya lo que Dios reserva a los que le aman... y viendo estas
recompensas eternas desproporcionadas con los sacrificios de esta vida quería
amarle con pasión, darle mil muestras de ternura mientras aún podía hacerlo”.
EL
AMOR Yo soy sólo una niña
impotente y débil; sin embargo mi misma debilidad me da la audacia de
ofrecerme como víctima de vuestro amor. Antiguamente sólo las hostias puras y
sin tacha eran aceptadas por el Dios fuerte y poderoso; para satisfacer a SANTA
TERESA DEL NIÑO JESÚS Y SU CAMINITO Se llama caminito
porque prescinde de los caminos extraordinarios, y demuestra el estado de
infancia ante Dios y porque es corto en cuanto renuncia a distancias que se
pueden medir. No es caminito porque es el que recorren las personas
imperfectas. La misión de santa Teresa del Niño Jesús será enseñar su
caminito: "Presiento que voy a entrar en el descanso, pero sobre todo
presiento que mi misión va a comenzar: la misión de hacer amar a Dios como yo
le amo, de entregar mi caminito a las almas". El caminito de Teresa es
el primer mandamiento cumplido con toda verdad. Tras la anestesia puedes
cortar lo que quieras. El amor de Dios adormece los apetitos. Ella nos cuenta
que cuando ve a su Dios mendigo de amor no lo puede resistir. El crucifijo
del patio le mendiga sacrificios. Pero su amor es tan delicado que quiere ser
"imitación de la humilde violeta, que derrama su aroma sin que las
criaturas sepan de dónde viene el perfume. Lo ha aprendido en su Maestro y
consanguíneo, San Juan de LAS
NECESIDADES DE NUESTRO TIEMPO El Papa Pablo VI, en
carta dirigida al obispo de Bayeux - Lisieux, con
motivo del Centenario del nacimiento de santa Teresa, quiso que el mensaje de
RÁFAGAS
DE SU VIDA Su vida se desliza
uniforme casi monótona, por claustros, celdas y oficinas. Por la mañana
trabaja en la ropería; barre la escalera y el dormitorio. Por la tarde sale a
arrancar hierbas en la huerta. Otra temporada se encarga del comedor: prepara
el pan, sirve el agua, distribuye la cerveza entre las hermanas. La nombraron
sacristana y con gozo manejaba los vasos sagrados. A veces pinta o escribe
poesías. Nada extraordinario. Dada su debilidad de enferma no puede seguir
todos los actos de comunidad ni practicar las penitencias de ABNEGACIÓN
HEROICA Una noche al salir del
coro para ir a la celda se encuentra sor Teresa con que su linterna no está
en el anaquel. Alguien se la llevó equivocadamente. Si no la reclama tendrá que
estar en la celda a oscuras una hora. Y sin poder trabajar, hoy precisamente
que tenía mucho trabajo. Teresa calla. Se va a oscuras a la celda, y a
oscuras se pasa una hora, ofreciendo gustosa aquella privación que ocasiona
la pobreza. ¿Veis por qué he dicho antes que Papa Pablo VI señaló con dedo
certero las necesidades de nuestro tiempo? Cualquier joven de hoy creerá que
así no se realiza, que es hora de protestar y de contestar. La contestación
tan en moda, no entra en el camino sencillo, pero arduo, de la infancia
espiritual. Durante la oración de
comunidad en el coro, al lado de Teresa una hermana hace ruido molesto y
persistente moviendo su rosario grande. Teresa, que tiene un oído finísimo,
afinado aún más por su enfermedad, se siente muy molesta. Ha sentido muchas
veces el impulso de volver la cabeza para llamar la atención a la hermana del
ruido, pero se ha dominado pensando que sufrir aquello por amor de Dios y del
prójimo, es mejor que gozar de un místico recogimiento y se vence, aunque la violencia
que tiene que hacerse le hace sudar copiosamente. Y en vez de taparse los
oídos, los aplica al ruido desagradable con el mismo interés que si
escucharía un concierto delicioso. Frente a sor Teresa,
que lava ropa, una hermana le salpica la cara con agua sucia de pañuelos.
Siente el impulso de alejarse limpiándose la cara, como una manera de
advertir a la hermanita su faena. Pero, no; aquellas gotas que son de agua
sucia para el cuerpo, pueden convertirse en perlas para el alma, Teresa
aguanta con rostro sereno, y hasta con espíritu gozoso, mientras el natural
siente la repulsa de aquella rociada desagradable. Algunos se resignan con
pasividad; otros se encierran en su egoísmo o en el goce inmediato; otros se
endurecen o se rebelan; otros, se desesperan. A unos y a otros Teresa del
Niño Jesús y de SEMBRADORA
DE AMOR Santa Teresa del Niño
Jesús sembró amor y cosechó amor. Amor hace falta ya, ahora mismo. Cuando
Pablo VI en la apertura de la cuarta y última sesión del Concilio dijo:
"éste ha sido un grande y triple acto de caridad hacia Dios, DOCTORA
DE El Pontífice Juan
Pablo II declaró el 19 de octubre de1997 a Santa Teresa del Niño Jesús,
Doctora de TERESA
DE LISSIEUX CON LOS DOCTORES A partir del siglo IV
brillan los llamados doctores de Su obra escrita de su
doctrina, es modesta: sólo tres manuscritos autobiográficos, dos, escritos
por mandato de dos prioras, y uno en forma de carta a una hermana; 274 cartas
escritas a diversas personas a lo largo de sus nueve años de vida monástica;
un volumen de poesías religiosas, género literario usado también por Juan de TERESA
PROFETIZO SU DOCTORADO Por inverosímil que
parezca, HA
ILUMINADO A MUCHOS TEOLOGOS Numerosos teólogos se
han dejado ya «iluminar» por Teresa. El Cardenal Urs
von Balthasar, ya en 1957
publicó su obra "Teresa de Lisieux. Historia de una misión",
editada en castellano por Herder. El ha demostrado
que Teresa ha fecundado y rejuvenecido la teología, y en su última gran obra,
"Teología", cita a santa Teresa de Lisieux junto a santa Catalina
de Sena, para ilustrar cómo "el Espíritu Santo se manifiesta en cada uno
según las necesidades» de HA
INFLUIDO EN PAPAS, FILOSOFOS, NOVELISTAS Y SANTOS Uno de los que han
gozado su influencia es el Papa Juan Pablo II. Surgen también testigos de la
presencia de Teresa entre los ortodoxos, los protestantes, e incluso entre
los musulmanes. Su alcance ecuménico y religioso universal, es evidente. Ella
está extendiendo su «doctrinita» hasta los confines de la tierra. Juan Pablo
II manifestó en Lisieux que el carisma de Teresa es a la vez «la confirmación
y la renovación de la verdad más fundamental y más universal» de La doctrina de Teresa
es inseparable de su vida, pues su "doctrinita" brotó de los
acontecimientos de su corta existencia. No escribió ningún tratado sistemático.
El camino de la infancia espiritual, hunde sus raíces en el Evangelio. Su
único «Director» es Jesús. Aunque san Juan de ESCRIBIO
POR OBEDIENCIA Ya he dicho que sus
páginas, auténtico «best-seller» mundial, no han sido escritas con afanes
literarios. Ella lo dijo: "no escribo para hacer una obra literaria,
sino por obediencia". Exactamente lo mismo ocurrió a su Madre, Santa
Teresa. Los Manuscritos autobiográficos sólo son unos «cuadernos de
obediencia». Las Poesías, la mayoría de las veces, se las encargaban las
carmelitas, y el "Teatro" va rimando las fiestas comunitarias para
recreación de las hermanas. Escribió muchas veces sus cartas de prisa. Pero,
de esos borradores de ortografía vacilante, y que no estaban destinados a la
publicación, surge una doctrina coherente y de una transparente sencillez que
desafía el análisis de los teólogos. La experiencia demuestra que muchos no
asimilarán su lenguaje, que es el del mundo religioso de finales del siglo
XIX. Pero a las nuevas generaciones, ávidas de autenticidad, ese lenguaje les
brinda la exigencia de un Amor único, el de Jesús, acrisolado en el fuego de
la prueba de la fe y de la esperanza. EL
HISTORIADOR DANIEL ROPS CON LOS PAPAS En 1965, Daniel Rops concluía su Histoire de Eglise du Christ
dedicándole cincuenta páginas, pues la veía como un símbolo universal.
Después del Concilio Vaticano II, nos hemos percatado de que las intuiciones
de Teresa, adelantándose mucho a su tiempo, estaban muy próximas a los temas
mayores del concilio. Pues ella está presente en las grandes corrientes
espirituales de este siglo y ha inspirado a numerosos santos y beatos de los
tiempos modernos. De Benedicto XV a Juan Pablo II, todos los papas han sido,
en mayor o en menor medida, teresianos: el conjunto de sus declaraciones es
una mina fecunda. Juan Pablo II, primer papa que peregrinó a Lisieux, el 2 de
junio de 1980, dijo en la homilía: «De Teresa, podemos decir, convencidos,
que el Espíritu de Dios permitió a su corazón revelar directamente a los hombres
de este tiempo el misterio fundamental, la realidad del Evangelio: el hecho
de que hemos recibido realmente un espíritu de hijos adoptivos que nos hace
exclamar “¡Abba! ¡Padre!”. El caminito es el camino de la "santa
infancia"». En la visita ad limina apostolorum de los obispos del oeste de Francia, el 14 de
febrero de 1992, el mismo Papa declaraba: «La santa patrona de las misiones
es de vuestra misma región. Desde Lisieux, Teresa del Niño Jesús y de |