“Te alabaré, Señor, en la gran asamblea”

                               Reflexión desde el Salmo: Sal 21, 26-28. 30-32

Este salmo expresa confianza en la victoria del Señor

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds


 

R. Te alabaré, Señor, en la gran asamblea. O bien: Aleluya.

Cumpliré mis votos delante de los fieles: los pobres comerán hasta saciarse y los que buscan al Señor lo alabarán. ¡Que sus corazones vivan pan siempre! R.

Todos los confines de la tierra se acordarán y volverán al Señor; todas las familias de los pueblos se postrarán en su presencia. R.

Todos los que duermen en el sepulcro se postrarán en su presencia; todos los que bajaron a la tierra doblarán la rodilla ante él. R.

Mi alma vivirá para el Señor, y mis descendientes lo servirán. Hablarán del Señor a la generación futura, anunciarán su justicia a los que nacerán después, porque ésta es la obra del Señor. R.

SALMO DEL JUSTO DOLIENTE Y PERSEGUIDO.

Este quinto domingo de pascua, la liturgia nos trae nuevamente el Salmo 21, (rezado el Domingo de Ramos) pero con una perspectiva diferente. Esta bellísima oración, nos invita a reflexionar sobre su contenido filosófico, la lamentación de un justo que se siente abandonado de su Dios y se queja de su abandono, que considera inmerecido. Rodeado de enemigos, está a punto de morir; por ello implora auxilio a su Dios, que parece ha ocultado su rostro a sus sufrimientos  Himno eucarístico: lograda la liberación del peligro en que se hallaba, el salmista da gracias a Dios y promete proclamar su salvación solemnemente en la asamblea del pueblo.

En este salmo, se destacan los dolores morales y espirituales del alma, que se siente abandonada de Dios y se alude, sobre todo, a los dolores físicos y a los tormentos corporales. Las expresiones de dolor son gráficas y muy radicales.

Y finalmente el salmo reza una acción de gracias y alabanza y glorificación del Señor: “Alábenlo, los que temen al Señor; glorifíquenlo, descendientes de Jacob”

“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”

El salmista empieza repentinamente con un grito de clamor: ¡Dios mío! ¿Por qué me has abandonado? Es la voz del justo, que en momentos muy fuertes de depresión se siente como separado de su Dios, al que tanto ama. Lejos de ser un grito de desesperación, es un arranque de suspiro y de confianza hacia su Dios, en quien había puesto toda su confianza; es una manifestación espontánea hacia el amigo y familiar que creía siempre había de tener a su lado. Se siente abandonado y lejos de su Dios; por eso, las palabras de su gemido resultan casi sin eco en la lejanía en que se halla Dios, en otro tiempo su amigo y protector.

Acción de gracias por la liberación

Ahora, la perspectiva cambia totalmente. El salmista ha sido liberado de la situación angustiosa en que se hallaba, y se encuentra ahora presente en la asamblea solemne del pueblo con ocasión de algún acto público. Profundamente agradecido a sus beneficios, el judío liberado quiere hacer partícipes de sus sentimientos a sus hermanos υ correligionarios, los israelitas, que usufructúan las mismas promesas religiosas. El nombre del Señor, es decir, sus proezas, deben ser conocidas públicamente de la asamblea de los fieles, Llevado de su entusiasmo, invita a todos los que teman a Dios, es decir, a la descendencia de Jacob, la progenie de Israel; “Los que teméis al Señor, ¡alabadle!  Descendencia toda de Jacob, ¡glorificadle! ¡Temblad delante de El toda la progenie de Israel!” (v.24): los herederos de las promesas divinas. Como tales, deben participar de la alegría del que milagrosamente ha sido liberado de un peligro mortal. El Señor no se ha desentendido del desgraciado, sino que benévolamente le escuchó, y, lejos de ocultar su rostro, le prestó auxilio salvador.

El salmista proclama su alabanza en la asamblea y se dispone a cumplir los votos hechos en tiempos de angustia; Cumpliré mis votos delante de los fieles”. Y después invita a los pobres a participar del banquete de acción de gracias que se seguía a base de las partes de las víctimas no quemadas en el altar;”los pobres comerán hasta saciarse y los que buscan al Señor lo alabarán” En el Deuteronomio se exhorta al oferente a que invitara a los pobres y levitas a tomar parte en el convite sacrificial, para que se sacien y alaben al Señor. El oferente se siente feliz entre sus invitados y les exhorta a regocijarse en el Señor:” ¡Que sus corazones vivan pan siempre!”.  Los Santos Padres han aplicado las palabras de este salmo de acción de gracias al banquete eucarístico del N.T.

Conversión de las naciones.

La perspectiva del salmista se alarga; no sólo la progenie de Jacob conocerá su liberación y se gozará en el Señor, sino las familias de todas las gentes: Todos los confines de la tierra se acordarán y volverán al Señor; todas las familias de los pueblos se postrarán en su presencia”.  La conversión de las gentes y el reino universal de Yahvé es el tema de no pocos salmos postexílicos. Con todo, se puede establecer un aumento (crescendo) en el salmo, primero el salmista habla de sus problemas personales, después ve la proyección nacional hacia Israel, y, finalmente, la perspectiva se extiende hacia todas las naciones y a las generaciones del futuro.

Según las antiguas promesas en la descendencia de Abraham, serían bendecidas todas las familias de las gentes; el salmista se sitúa en esta amplísima perspectiva. Todos los pueblos reconocerán la soberanía de Yahvé en todas las naciones. También los gentiles tendrán acceso al convite espiritual, como los pobres en el templo de Jerusalén invitados por el salmista: comerán y se prosternarán todos los grandes de la tierra:” todas las familias de los pueblos se postrarán en su presencia” Los grandes de la tierra, al reconocer la soberanía de Dios, depondrán su autosuficiencia y orgullo y no tendrán inconveniente en tomar parte con los humildes en el banquete eucarístico organizado por el salmista para celebrar su portentosa liberación.

“Todos los que duermen en el sepulcro se postrarán en su presencia; todos los que bajaron a la tierra doblarán la rodilla ante él.”Los que descienden al polvo, es decir, los mortales en general, o quizá mejor los que, asociados por la necesidad, se hallan al pie del sepulcro, como antes el salmista, se sumarán alegres a este convite con los poderosos en comunidad con los israelitas que temen a Dios.

Finalmente, el propio salmista se asocia a la glorificación de Dios con su descendencia. Y mis descendientes lo servirán”. En muchos salmos se habla de anunciar la gloria y fidelidad a Yahvé de las generaciones futuras; Hablarán del Señor a la generación futura, anunciarán su justicia a los que nacerán después, porque ésta es la obra del Señor.”  Los israelitas tenían un gran sentido de solidaridad comunitaria, en cuanto que esperaban un día en su descendencia asistir a los tiempos mesiánicos.

Todos vivían ilusionados con la gran manifestación del Señor en los tiempos anhelados. Su vida espiritual giraba en torno a las esperanzas mesiánicas. Sobre todo, los piadosos vivían obsesionados con una época en que Dios fuera realmente el centro de los corazones. Aquí el salmista se alegra al pensar que su posteridad servirá a su Dios, como su alma vivirá para El. Mi alma vivirá para el Señor”.

“Te alabaré, Señor, en la gran asamblea”

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio

www.caminando-con-jesus.org

caminandoconjesus@vtr.net

Algunos comentarios están tomados de la Biblia Nácar Colunga

Publicada en este link: REFLEXIONES DESDE LOS SALMOS

QUINTO DOMINGO DE PASCUA

Mayo 2012

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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