“Te doy
gracias porque fui formado de manera tan admirable” Reflexión desde el
Salmo: Salmo 138, 1-3. 13-15 Autor: Pedro Sergio
Antonio Donoso Brant ocds R. Te doy
gracias porque fui formado de manera tan admirable. Señor, tú me
sondeas y me conoces, tú sabes si me siento o me levanto; de lejos percibes
lo que pienso, te das cuenta si camino o si descanso, y todos mis pasos te
son familiares. R. Tú creaste mis
entrañas, me plasmaste en el vientre de mi madre: Te doy gracias porque fui
formado de manera tan admirable. ¡Qué maravillosas son tus obras! R. Tú conocías
hasta el fondo de mi alma y nada de mi ser se te ocultaba, cuando yo era
formado en lo secreto, cuando era tejido en lo profundo de la tierra. R.
Este salmo tiene el aire de una meditación teológica sobre los atributos de la sabiduría y omnipresencia del Señor, sobre los misterios de los designios divinos y sobre el problema del mal. Dios conoce a fondo las interioridades del hombre, sus designios, sus intenciones, sus pensamientos más secretos, porque le envuelve y penetra en todo su ser. Pero, al mismo tiempo, tiene especialísima solicitud de él. El salmista, ante este panorama, no comprende la actitud y conducta de los pecadores, que hacen caso omiso de su Dios. Identificado con el sentir divino, llega a odiar a los enemigos de su Señor. El salmo también es una meditación sobre la Providencia divina en estilo poético y por tanto hace que este poema sea uno de los salmos más bellos del Salterio. La liturgia de hoy, día que celebramos la Natividad de San Juan, solo ha tomado algunos versos, sin embargo a leer toda la composición, podemos distinguir cuatro estrofas los temas siguientes:
El mensaje fundamental que nos transmite la primera parte de este salmo, es muy clara, nuestro Padre Dios lo sabe todo y está presente al lado de sus hijos, que no pueden sustraerse a él. Pero su presencia no es agobiante, no obstante, su mirada sobre el mal es rigurosa, pues no puede quedar indiferente ante él. Es así como el Señor conoce los secretos del ser humano, (versículos 1 al 6). Aquí el salmista nos habla del la omnisciencia divina, es decir sobre la capacidad de saber todo lo que se desee saber y se puede saber. “Señor, tú me sondeas y me conoces, tú sabes si me siento o me levanto; de lejos percibes lo que pienso, te das cuenta si camino o si descanso, y todos mis pasos te son familiares”. El conocimiento divino sobre el hombre se extiende a todas sus más íntimas manifestaciones. Nada se escapa a su admirable percepción: cuando se sienta, cuando se levanta, cuando camina, cuando descansa, se halla siempre bajo la mirada escrutadora del Señor. Sus mismas palabras están ya medidas antes de que tomen expresión articulada. La razón de esta ciencia radica en el hecho de que Dios todo lo penetra con su Ser misterioso: “Me envuelves por detrás y por delante y pones sobre mí tu mano” (versículo 5). El salmista, sin acudir a las formulaciones escolásticas — Dios está en todas partes “por esencia, presencia y potencia” —, sabe que lo llena todo, y particularmente envuelve al hombre en todo su ser corporal y racional. Esto es un misterio que excede a la humana inteligencia, y el salmista, como el Apóstol de las gentes, declara que es incomprensible; ¡Oh abismo de la riqueza, de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus designios e inescrutables sus caminos! (Romanos (SBJ) 11, 33).
La omnipresencia divina, es decir la capacidad de estar presente en todas partes simultáneamente, es cantada por el salmista en los versículos 7 al 12. ¿Dónde podría alejarme de tu espíritu? ¿Adonde huir de tu faz? Si subiere a los cielos, allí estás tú…….. tampoco las tinieblas son oscuras para ti, y la noche luciría como el día, pues las tinieblas son como la luz (para ti). Aunque el hombre tratara de salirse de la órbita de Dios, no encontraría lugar alguno en que no le envolvería su presencia. El espíritu del Señor — su energía y fuerza vivificante — lo domina todo, y su faz — manifestación de la presencia divina a los hombres — tiene una visión panorámica sobre todo lo creado. Es inútil, pues, huir de su presencia escrutadora. El Señor está en la cima de los cielos. Ni siquiera las tinieblas pueden encubrirle, pues a la mirada divina son lúcidas y transparentes como el día, y, por otra parte, Dios, como Creador, que ha modelado al hombre en el seno materno, conoce sus interioridades y recónditos lugares. Todo esto es misterioso, pero no por ello menos admirable; y el salmista proclama con énfasis la omnisciencia divina.
En la tercera estrofa, versículos 13 al 18, el salmista canta que el hombre es modelado por Dios. “Tú conocías hasta el fondo de mi alma y nada de mi ser se te ocultaba, cuando yo era formado en lo secreto, cuando era tejido en lo profundo de la tierra” La razón de que Dios conozca los secretos más íntimos del hombre; “Tú conocías hasta el fondo de mi alma y nada de mi ser se te ocultaba”, está en que lo ha modelado misteriosamente en el seno materno, “cuando yo era formado en lo secreto”, tejiéndolo cuidadosamente en todos sus detalles. El Señor ha combinado maravillosamente, como en un bordado, sus diferentes partes, contando sus huesos, y todo en secreto — en el seno materno —, como si fuera en las mismas profundidades de la tierra. Pero, además, de antemano preveía todos los actos y obras del ser humano que están consignados por escrito en un misterioso libro en el que Dios lleva la registración de sus acciones. Los días estaban ya fijos cuando aún no había comenzado el primero de ellos Todo esto es inexplicable para el hombre, pues los pensamientos divinos son inescrutables y es inútil intentar enumerarlos, pues cuando se cree que ha llegado al fin, no ha comenzado aún, porque se encuentra con la inmensidad del misterio de Dios: aún sería contigo.
En la última estrofa, del verso 19 al 24, no hace realizar un pregunta ¿Por qué Dios tolera al pecador?. Esto es inexplicable para la sensibilidad religiosa del salmista, ¿si El Señor es tan poderoso y lo sabe todo, ¿por qué es tan tolerante con los que infringen su ley?. Será porque Dios permite a los pecadores, es por su misericordia y para aquilatar la virtud de los justos?. Deseando no apartarse de las sendas rectas, pide a su Dios que le examine a fondo para que le muestre sus fallos, de forma que no se aparte de ellas, pues conducen a El, y en ese sentido son sendas de eternidad. El cumplimiento de los preceptos divinos lleva a la vida y a la paz, mientras que los caminos del vicio conducen a la ruina y a la muerte.; “Escudríñame y conoce mis inquietudes, y mira si mi camino es torcido, y condúceme por las sendas de la eternidad.” (Sal 138 23-24) Al comentar este salmo, Juan
Pablo II comenta; “Así, podemos comprender cuál es el contenido último, el
contenido esencial de este salmo: es un canto de confianza. Dios está siempre
con nosotros. No nos abandona ni siquiera en las noches más oscuras de
nuestra vida. Está presente incluso en los momentos más difíciles. El Señor
no nos abandona ni siquiera en la última noche, en la última soledad, en la
que nadie puede acompañarnos, en la noche de la muerte. Nos acompaña incluso
en esta última soledad de la noche de la muerte. Por eso, los cristianos podemos
tener confianza: nunca estamos solos. La bondad de Dios está siempre con
nosotros”. (Audiencia general del
Miércoles 14 de diciembre de 2005) Oración: Te damos gracias, Señor, Alfarero del hombre, porque Tú nos has formado en lo oculto y nos has escogido portentosamente según el modelo de tu Hijo Jesucristo; concédenos la gracia de pertenecerte siempre a ti, nuestro Señor, e imitar la vida de tu Hijo. Él, que vive y reina contigo por los siglos de los siglos. Amén. El Señor les Bendiga Pedro Sergio Reflexiones de los Salmos
Dominicales en este link: Fuentes: Algunos comentarios están tomados de
la Biblia Nácar Colunga, adaptación pedagógica: del Dr. Carlos Etchevarne,
Bach. Teología, otros comentarios están tomados de Maximiliano García
Cordero, en la Biblia comentada de la BAC. Juan Pablo II Audiencia general del
Miércoles 14 de diciembre de 2005 Oración sálmica de; Ángel Aparicio y José Cristo Rey García |
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