“Ojala hoy escuchen la voz del Señor”
Reflexión desde el Salmo 94,
1-2. 6-9
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
R. Ojala hoy escuchen la voz del Señor.
¡Vengan,
cantemos con júbilo al Señor, aclamemos a la Roca que nos salva! ¡Lleguemos hasta
Él dándole gracias, aclamemos con música al Señor! R.
Entren,
inclinémonos para adorarlo! ¡Doblemos la rodilla ante el Señor que nos creó!
Porque Él es nuestro Dios, y nosotros, el pueblo que él apacienta, las ovejas
conducidas por su mano. R.
Ojala hoy
escuchen la voz del Señor: “No endurezcan su corazón como en Meribá, como en
el día de Masá, en el desierto, cuando sus padres me tentaron y provocaron,
aunque habían visto mis obras”. R.
Exhortación a la Alabanza y
Obediencia del Señor Dios
Este salmo se
divide en dos partes, versos 1 y 2, es un himno de alabanza al Señor Dios
Creador del mundo y protector de Israel y
profecía divina sobre la incredulidad e indocilidad de los israelitas,
versos 6 y 9. El salmista invita a no imitar a la generación perversa del
desierto. En la primera parte se destaca el carácter litúrgico procesional
del himno, que ha sido compuesto para alguna festividad religiosa solemne. En
el transcurso de la procesión, un levita invita a no ser rebeldes como los
antepasados, que excitaron la ira de
Yahvé en el desierto.
En la versión de los LXX,
también este salmo es adjudicado a David, y así es aceptado por el autor de
la Epístola a los Hebreos: “Por eso,
como dice el Espíritu Santo: Si oís hoy su voz, no endurezcáis vuestros
corazones como en la querella, el día de la provocación en el desierto” (Hebreos
3, 7-8). Las nuevas generaciones que volvían del exilio estaban defraudadas
con los modestos comienzos de la restauración, muy diversos de las
idealizaciones proféticas de Is 40-52. El salmista parece responder a este
estado de descontento y depresión nacional.
Himno de Alabanza al Creador
Como es de ley en los himnos, el
poeta invita a sus compatriotas a asociarse a sus alabanzas en honor del que
constituye la salvación del pueblo: En Dios sólo el descanso de mi alma, de él
viene mi salvación; (Salmo 62, 2). La
historia de Israel es la historia de las manifestaciones protectoras del
Señor. El salmista aprovecha la ocasión de una asamblea solemne para
invitar al pueblo a tomar parte en esta manifestación gozosa de
reconocimiento al Señor. En primer lugar, es digno de toda alabanza por ser el Creador: “¡Vengan,
cantemos con júbilo al Señor…. Entren, inclinémonos para adorarlo! ¡Doblemos
la rodilla ante el Señor que nos creó! Porque Él es nuestro Dios”, que
a su vez está por encima de todos los dioses o seres angélicos, que
constituyen su corte de honor: “Porque el Señor, el Altísimo, es Rey
grande sobre la tierra toda”. (Salmo 47, 3). Todo le pertenece desde las
profundidades de la tierra a las cimas de los montes, el mar y la tierra
seca: “Del Señor es la tierra y cuanto hay en ella, el orbe
y los que en él habitan; que él lo fundó sobre los mares, él lo asentó sobre
los ríos”. (Salmo 24, 1-2). Todo es obra de sus manos. El ser humano no puede explorar las
profundidades de la tierra ni las del mar, sólo el supremo Hacedor puede llegar hasta sus escondites.
Pero este Dios universal, Señor
de la naturaleza, es también Dios de
Israel, en cuanto que está vinculado a él por una alianza histórica: “el pueblo que él
apacienta, las ovejas conducidas por su mano”, es su pueblo, que apacienta como Pastor: “¡Ay
de los pastores que dejan perderse y desparramarse las ovejas de mis pastos!
- oráculo del Señor. Pues así dice el Señor, el Dios de Israel, tocante a los
pastores que apacientan a mi pueblo:(Jeremías 23, 1-2). Es la similitud más apropiada para
reflejar las relaciones históricas del Señor con el pueblo hebreo.
Invitación a la docilidad espiritual
El poeta, dramatizando el canto
procesional, invita a oír la voz de Dios y a mostrarse más dóciles que la
generación del desierto. “Ojala hoy escuchen la voz del Señor: “No
endurezcan su corazón como en Meribá, como en el día de Masá, en el
desierto”. Una voz profética quiere prevenirlos contra la
exigencia de tentar a Dios pidiendo
manifestaciones asombrosas, como hicieron los antepasados en las estepas
sinaíticas. Estos, a pesar de haber sido testigos de los prodigios al salir
de Egipto, exigieron un milagro en Meribá y en Masa. Ambos nombres son simbólicos; el
primero significa “querella,” porque en Refidim se “querelló” Israel al Señor
porque no les daba agua. Y allí hizo un milagro, proporcionándoles agua de la
roca: “y acamparon en Refidim, donde el pueblo no encontró agua para beber.
El pueblo entonces se querelló contra Moisés, diciendo: Danos agua para
beber.” (Éxodo 17, 1-2). El mismo milagro volvió a repetirse en la
zona de Cades. Masa significa
“tentación,” porque los israelitas “tentaron” al Señor reclamando un milagro:
me
probaron a pesar de haber visto mis obras de salvación de la
esclavitud faraónica. Esta actitud de desconfianza y rebeldía persistió
durante los cuarenta años de
estancia en el desierto. El resultado fue que Dios se disgustó de esta generación
y decidió que no entrara en la tierra
de Canaán: el reposo.
Por su corazón extraviado no supieron captar el valor de los caminos y preceptos de su Dios. Fueron por
ello excluidos de la tierra de promisión, el reposo conferido por
Dios a los hijos de Israel. El salmista recuerda esta trágica historia
para que sus contemporáneos se guardaran de tentar a Dios como la generación del desierto, para no ser
reprobados como estos desdichados antepasados. La invitación es puesta en
boca de Dios para impresionar más en la concurrencia.
Invitación a oír a Dios
“Ojala
hoy escuchen la voz del Señor”. "Este es mi Hijo, el
elegido, escúchenlo", nos pide el Señor Dios, “Desde una nube se oyó
entonces una voz que decía: "Éste es mi Hijo, el Elegido,
escúchenlo". (Lc 9, 28-36). Esta es nuestra gran instrucción de Dios,
"escucharlo", eso nos debe caracterizar para ser un servidor de
verdad, oír siempre a Jesús, esta actitud receptiva es para la palabra y la
total aceptación de Cristo, es una invitación a descubrir lo divino de sus
enseñanzas y toda su obra, Ojala hoy escuchen la voz del Señor
Pedro
Sergio
www.caminando-con-jesus.org
caminandoconjesus@vtr.net
Fuentes: Algunos comentarios están tomados del estudio de
la Biblia Comentada de Nácar-Colunga
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