“El Señor es bondadoso y compasivo” Reflexión desde el Salmo 102, 1-4. 9-12 Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds R. El Señor es bondadoso y compasivo. Bendice al
Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga a su santo Nombre; bendice al Señor,
alma mía, y nunca olvides sus beneficios. R. Él perdona todas
tus culpas y sana todas tus dolencias; rescata tu vida del sepulcro, te
corona de amor y de ternura. R. No acusa de
manera inapelable ni guarda rencor eternamente; no nos trata según nuestros
pecados ni nos paga conforme a nuestras culpas. R. Cuanto se alza
el cielo sobre la tierra, así de inmenso es su amor por los que lo temen;
cuanto dista el oriente del occidente, así aparta de nosotros nuestros
pecados. R. Salmo de Alabanza de la
Misericordia Divina. El Señor es bondadoso y compasivo. En este bellísimo salmo se canta la benevolencia del Señor, que se muestra indulgente y comprensivo con el pecador. “Él perdona todas tus culpas y sana todas tus dolencias” Las exigencias de su misericordia se sobreponen a las de su justicia, y el corazón arrepentido encuentra siempre el perdón de parte del Dios que conoce la fragilidad de la naturaleza humana. No es un Juez acusador, sino un Padre benévolo con sus hijos. No acusa de manera inapelable ni guarda rencor eternamente. Fundamentalmente es un himno de acción de gracias y de alabanza; por su elevación de ideas y por su elegancia literaria, este salmo es considerado como una de las obras maestras del Salterio. El espíritu del salmista se refleja en toda su transparencia, muy cerca ya de las perspectivas cristianas: el Dios paternal y providente se sobrepone al Dios justiciero del Sinaí. Dios, misericordioso y clemente.El Señor es bondadoso y compasivo. Consciente de los múltiples favores que debe al Señor, el salmista invita a toda su personalidad — espiritual y corporal — a reconocerlos y a bendecir su benevolencia, que se muestra en el perdón de las faltas y en la curación de sus dolencias físicas: La malicia matará al impío, y los que aborrecen al justo expiarán. (Sal 33,22). En los momentos de perder la vida es también quien: “rescata tu vida del sepulcro, te corona de amor y de ternura”. El quien la rescata de las fauces amenazadoras de la fosa o sepulcro;. El poeta juega con la metáfora de la fiera que ataca y está a punto de engullir la presa. “Ya me cercan sus pasos, clavan sus ojos para echar (me) por tierra” (Sal 16,11). El salmista tiene experiencia de haber sido milagrosamente liberado de la muerte inminente, y por eso lo declara abiertamente en reconocimiento de protección salvadora. Pero su benevolencia no se limita a salvarlo del peligro, sino que después le colma de bienes conforme a sus deseos; bajo este aspecto puede decir que su juventud se renueva constantemente como la del águila, que cambia de plumaje cada año; “El sacia de bienes tus deseos, renueva tu juventud como la del águila” (Sal 102,5). Quizá haya una alusión a la leyenda antigua del águila, que, volando hacia el sol, cae después en el mar para salir renovada de sus aguas, o a la fábula del ave fénix, que renace de sus cenizas. El Señor, en su proceder con los hombres y los pueblos, se amolda a las exigencias de su justicia y equidad, y por eso despliega su protección sobre los oprimidos. Su misericordia se manifestó especialmente en la azarosa historia de Israel cuando se formaba como colectividad teocrática. Llevado de su amor al pueblo elegido, mostró los caminos de su Ley a Moisés, y exhibió su poder en no pocas proezas deslumbradoras para protegerlo y auxiliarlo en momentos críticos. En todas sus actuaciones se mostró tardo a la ira, perdonando las transgresiones del pueblo rebelde y de dura cerviz y mostrándose siempre benevolente; “El Señor es misericordioso y benigno, tardo a la ira y muy benevolente”. (Sal 102,8). No es un fiscal que está siempre acusando y procurando litigios con los seres humanos, y menos con los fieles de su pueblo; y si se irrita contra él, depone pronto su cólera, sin guardar rencor alguno permanente. En realidad, Dios castiga siempre menos de lo que los seres humanos merecen por sus pecados: Y hará salir como la luz tu justicia, y tu derecho como el mediodía. La compasión paternal de DiosLa protección divina sobre los
fieles a Doy
gracias al Señor de todo corazón, (Sal 110,1), Demos gracias al Señor
porque es bueno, porque es eterna su misericordia, (Sal 117,1), cantemos
con alegría: R. El Señor es bondadoso y compasivo. , Pedro Sergio Fuentes: Algunos comentarios están tomados del estudio de
la Biblia Comentada de Nácar-Colunga |
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