DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS
"La Eucaristía es fuente
y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)
|

Página de Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
27 años en Internet
La edición de la Misa Diaria, Reflexión
Bíblica, Lectio Divina y Santoral es las más antigua de Internet, comenzó
en el año 1998.Si desea comunicar algo, escriba al correo
electrónico: caminandoconjesus@vtr.net
|
Este subsidio está publicado todos los días en el WEB www.caminandoconjesus.cl en
este ENLACE: MISA DIARIA
Cantidad de visitas acumuladas desde el año 2003
al ENLACE Misa Diaria:
|
WEB: www.caminandoconjesus.cl www.caminando-con-maria.org www.santateresadelosandes.cl
|
3-05-2025
|
Edición Nº 10.043
|
LITURGIA DE LAS HORAS
|

|
EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ
La cruz no sólo es instrumento y símbolo del sufrimiento, sino que, a
partir de la crucifixión y resurrección de Cristo, la cruz se ha convertido
a la vez en símbolo y causa de perdón, salvación, resurrección y gloria
eterna. El sufrimiento por sí solo no tiene valor. De hecho Cristo mismo
pasó la vida arrancando cruces. Y no concedía el perdón en atención al solo
sufrimiento, sino por la fe y el amor, como dijo de una gran pecadora: “Se
le ha perdonado mucho, porque ha amado mucho”, y no “porque ha sufrido
mucho”. En el Calvario el buen ladrón fue perdonado por su fe y amor a
Cristo, mientras que el otro, que sufría el mismo tormento y desafiaba al
Salvador, murió en la desesperación. Cristo no nos redimió por el solo
sufrimiento, sino por la fidelidad en el amor al Padre y al hombre incluso
en el sufrimiento. San Pablo afirma en su himno al amor: “Aunque entregara
mi cuerpo a las llamas, si no lo hago por amor, de nada me sirve”. El
sufrimiento es fuente de salvación si se acoge y ofrece con amor,
asociándolo al de Cristo. Así se convierte en el máximo amor: “Nadie tiene un
amor más grande que el de quien da la vida por los que ama”, por su
salvación, a imitación del Redentor. La cruz de Cristo, y la del cristiano,
no es una maldición, sino una victoria y una bendición. La vida tenemos que
entregarla, sea como sea. Ofrezcámosla con amor desde ya en cada
Eucaristía, junto con todo sufrimiento inevitable. Y ofrezcamos también las
cruces de los demás, de la humanidad, para así compartir con el Redentor la
obra de la salvación.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Gál 6,14
Debemos gloriarnos en la Cruz de nuestro Señor Jesucristo: en Él está
nuestra salvación, nuestra vida y nuestra resurrección; por El hemos sido
salvados y redimidos.
Se dice Gloria a Dios.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que has querido que tu Hijo unigénito sufriera el
tormento de la Cruz para salvar al género humano, concédenos que, después
de haber conocido este misterio en la tierra, podamos alcanzar en el cielo
el premio de su redención. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive
y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos
de los siglos.
PRIMERA LECTURA Núm 21, 4b -
9
Lectura
del libro de los Números.
En el
camino, el pueblo perdió la paciencia y comenzó a hablar contra Dios y
contra Moisés: “¿Por qué nos hicieron salir de Egipto para hacernos morir
en el desierto? ¡Aquí no hay pan ni agua, y ya estamos hartos de esta
comida miserable!”. Entonces el Señor envió contra el pueblo unas
serpientes abrasadoras, que mordieron a la gente, y así murieron muchos
israelitas. El pueblo acudió a Moisés y le dijo: “Hemos pecado hablando
contra el Señor y contra ti. Intercede delante del Señor, para que aleje de
nosotros esas serpientes”. Moisés intercedió por el pueblo, y el Señor le
dijo: “Fabrica una serpiente abrasadora y colócala sobre una asta. Y todo
el que haya sido mordido, al mirarla, quedará curado”. Moisés hizo una
serpiente de bronce y la puso sobre una asta. Y cuando alguien era mordido
por una serpiente, miraba hacia la serpiente de bronce y quedaba curado.
Palabra de Dios.
COMENTARIO: La murmuración del pueblo, es
semejante a cuando en nuestro corazón decimos: ¡Porqué a mí!, pensamos en
el fondo que Dios se ha equivocado. Hacer la voluntad de Dios y heredar sus
promesas implica humildemente aceptar el dolor, el desierto. Pero muchas veces
nos rebelamos y queremos volver atrás.
SALMO SAL 77, 1-2. 34-38
R. ¡No olviden las proezas del
Señor!
O bien: Aleluya.
Pueblo mío, escucha mi enseñanza, presta atención a las palabras de
mi boca: yo voy a recitar un poema, a revelar enigmas del pasado. R.
Cuando los hacía morir, lo buscaban y se volvían a Él ansiosamente:
recordaban que Dios era su Roca, y el Altísimo, su libertador. R.
Pero lo elogiaban de labios para afuera y mentían con sus lenguas; su
corazón no era sincero con él y no eran fieles a su alianza. R.
El Señor, que es compasivo, los perdonaba en lugar de exterminarlos;
una y otra vez reprimió su enojo y no dio rienda suelta a su furor. R.
ALELUYA Jn 14, 6. 9
Aleluya. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos, porque por tu cruz has
redimido al mundo. Aleluya.
EVENGELIO Jn 3, 13-17
Evangelio de nuestro Señor
Jesucristo según san Juan.
Jesús dijo: “Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del
cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo. De la misma manera que
Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario
que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen
en Él tengan Vida eterna. Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su
Hijo único para que todo el que cree en Él no muera, sino que tenga Vida
eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que
el mundo se salve por Él”.
Palabra del Señor.
COMENTARIO: ¿Por qué a Mí? ¿Dónde está
Dios? Así murmura nuestro corazón. El miedo y el dolor que visitan nuestras
vidas nos hacen sentir que Dios no se preocupa de nosotros. Pero esto no es
así. Su Hijo al entregarse en la cruz nos reveló una verdad muy profunda: Dios
no nos salva del dolor, sino en el dolor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDÁS
Te pedimos, Señor, que este sacrificio, ofrecido sobre la cruz para
borrar los pecados del mundo, nos purifique de todas nuestras culpas. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
LA VICTORIA DE L CRUZ GLORIOSA
y. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justó y necesario, es nuestro deber y salvación darte
gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderosos y
eterno.
Porque estableciste la salvación del género humano en el madero de la
cruz, para que donde tuvo origen la muerte, allí resurgiera la vida, el que
venció en un árbol fuera en un árbol vencido, por Jesucristo, Señor nuestro
Por él, los ángeles alaban tu grandeza; te adoran las dominaciones,
se estremecen las potestades el l cielo te aclaman con alegría las virtudes
celestiales y los santos serafines. Permítenos asociarnos a sus voces,
cantando humildemente tu alabanza.
Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Jn 12,32
Dice el Señor: cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos
hacia mí.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor Jesucristo, alimentados con tu sagrada eucaristía, te
pedimos humildemente que lleves a la gloria de la resurrección a los que
redimiste en el madero salvador de la cruz. Que vives y. reinas por los
siglos de los siglos.
|
REFLEXIÓN
BÍBLICA
|
“Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo Único para que
todo el que cree en él no muera”
Jn 3, 13-17
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
“Miremos al Traspasado”, para ser salvado y liberado, hay que contemplar
a Cristo levantado en la Cruz, esto es, creer con mucha Fe, que él es Hijo
de Dios, así, seremos purificado por el agua del costado del traspasado.
El dueño absoluto de la vida, nuestro amado Dios Padre, ha trasmitido
su autoridad al hijo, Cristo mismo es la vida, y él la dará a los que creen
en él. Dice el Señor: “En verdad, en verdad os digo: el que escucha mi
Palabra y cree en el que me ha enviado, tiene vida eterna y no incurre en
juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida. (Juan 5, 24)
La palabra de Jesús es la
palabra de Padre, y Él nos pide
creer en ella, permanecer y atesorarla, esto es guardarla con fidelidad,
así seremos fieles apóstoles de nuestro hermano Jesús. Para que todos los
que creen en el tengan vida eterna. Así es, Jesús es testimonio de la
verdad, y nos da testimonio de nuestro Padre Dios, amando, aceptando,
conociendo a Jesús, amamos, aceptamos y conocemos al Padre Dios, nuestra fe
en Jesús, y así, nos llevara a la vida que tanto esperamos.
Nuestra fe, consiste en recibir a Jesús, en conocerlo y en El conocer
al Padre, en conocer en El al enviado del Padre. Jesús mismo nos dice en
este fragmento del evangelio, para que todos los que crean en él tengan
vida eterna.
Dios, todo bueno y bondad en
El, absolutamente
misericordioso, lleno de amor por los hombres, y por el gran amor que nos
tiene, sabiendo de nuestras faltas, fue tan bueno que nos trajo a Jesús, y
nos ha hecho vivir con Él. Pero no solo hizo eso, además, nos entregó a su
propio hijo para que nos salváramos.
Si fuéramos capaces de poder entender bien lo que hizo Dios por
nosotros, si pudiéramos sentir de verdad en nuestro corazón todo el amor
que Dios nos tiene, sería entonces más sencillo darse cuenta de su amor
infinito y su gran ideal de salvarnos. Para eso nos mandó a Jesús, su buen
Hijo, no para condenarnos, sino que todo lo contrario, para el que crea en
El, no muera.
El evangelio nos está diciendo
con mucha claridad, el que desprecia
el amor de Dios, se condena a sí mismo, es decir Dios no tiene interés en
condenarnos, porque El puro amor, amor total, es tan extremo que llega a
entregar a su hijo al mundo por ese amor. Ahora el resto está en nosotros,
si aceptamos o no ese amor, o si ante la luz que vino al mundo, preferimos
la oscuridad y ocultarnos en ella. Si así fuera, el preferir la oscuridad,
es detestar la Luz, esto es no querer recibir el verdadero amor que se nos
ofrece, y por este motivo, ya estamos condenados, pero no por Dios, sino
que por nosotros mismos.
Dios es esperanza. Dios se fía de nosotros, nos espera más que
nosotros a Él, nos ama más que nosotros a Él. Todos somos hijos de Dios, se
ha hecho uno con nosotros y nos ama lo mismo que El ama a su Hijo
Jesucristo. Dios no nos ha pedido que pensemos en El, nos ha dicho que le
amemos. El deseo de Dios es engrandecer el alma.
Nosotros debemos agradecer esta fineza del amor de Dios, y una gran
forma de dar gracias, es aprovechar todo el cariño que nos ofrece, y amarlo
del mismo modo que él nos ama. El por amor nos entregó a su propio hijo,
nosotros por amor nos entregamos a Él.
Escribe Teresa de Jesús: ¿Es posible, Señor, que exista algún alma que
haya llegado a que ti le hagas mercedes semejantes y regalos y haya entendido
que tu gozas con ella, que te haya vuelto a ofender después de tantos
favores y de tan grandes muestras del amor que le tienes, de lo cual no
puede dudar, pues las obras se han visto claras? (Libro Vida 14, 11)
Reza Teresa de Jesús: ¡Oh, Señor mío! ¡Qué delicada y fina y
sabrosamente sabes tratar a quienes te aman! ¡Quién nunca se hubiera
entregado a amar a nadie sino a Tí! Parece, Señor, que pruebas con rigor a
quien te ama, para que en la mayor intensidad del sufrimiento se manifieste
la mayor intensidad de Tú amor (Libro Vida 25, 17).
¡Oh, Jesús y Señor mío! ¡Cuánto nos ayuda aquí Tú amor!, porque éste
tiene tomado al nuestro, que no le deja libertad para amar en aquel momento
a nadie y nada, más que a Tí! (Libro Vida 14, 2).
Que Cristo Jesús María y José,
vivan es sus corazones
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
|
PARA LA LECTIO DIVINA
|
PARA QUE “TODO EL QUE CREA EN ÉL TENGA LA VIDA
ETERNA”.
Los hombres deben dar
crédito a Cristo, aunque ninguno de ellos haya subido al cielo para captar
los misterios celestiales, ya que sólo él, que ha bajado del cielo, está en
condiciones de anunciar la realidad del Espíritu, y es el verdadero puente
entre el hombre y Dios. Sólo Jesús es el lugar ideal de la presencia de
Dios. Y esta revelación tendrá su cumplimiento en la cruz, cuando Jesús sea
ensalzado a la gloria, para que “todo el que crea en él tenga la vida
eterna”.
La humanidad podrá
comprender el escandaloso y desconcertante acontecimiento de la salvación
por medio de la cruz y curar de su mal, como los judíos curaron en el
desierto de las picaduras de las serpientes mirando la serpiente de bronce
(cf. Núm 21,49). El simbolismo de la serpiente de Moisés afirma la verdad
de que la salvación consiste en someternos a Dios y dirigir nuestra mirada
al Crucificado, verdadero acto de fe que comunica la vida eterna (cf. In
19,37).
La revelación puesta en
marcha antes continúa subiendo en este fragmento y llega hasta la fuente de
la vida: es el amor del Padre el que entrega al Hijo para destruir el
pecado y la muerte. Entrevemos aquí concadenadas dos categorías joaneas clásicas: el amor y el juicio. Los vv. 16s
expresan una idea muy entrañable para Juan: el carácter universal de la
obra salvífica de Cristo, que tiene su origen en la iniciativa misteriosa
del amor de Dios por los hombres. El envío y la misión del Hijo, fruto del
amor del Padre por el mundo, son la manifestación más elevada de un Dios
que “es amor” (cf. 1 Jn 4,8-10). Esta es la elección fundamental del
hombre: aceptar o rechazar el amor de un Padre que se ha revelado en
Cristo. Sin embargo, este amor no juzga al mundo; es más, lo ilumina (v
17).
Con todo, el amor que
se revela entre los hombres los juzga. Los hombres, situados frente a la
propuesta de salvación, deben tomar posición manifestando sus libres
opciones. Quien cree en la persona de Jesús no es condenado, pero quien lo
rechaza y no cree en el nombre del Hijo de Dios hecho hombre ya está
condenado (v. 18). Y la causa de la condena es una sola, a saber: la
incredulidad, mantener el corazón cerrado y sordo a la Palabra de Jesús.
|
ORACION
|
Debo convencerme,
Señor, de que, cuando tú quieres algo, eres irresistible. Pero no debo
inquietarme ni tener miedo, ni deprimirme, ni rendirme. Cuando tu Palabra
parece encadenada, cuando tus anunciadores parecen encarcelados en un
gueto, no puedo perder la confianza en tu poder, aunque ésta sea quizás la
tentación más peligrosa de hoy.
Concédeme la certeza
interior de que tú estás con tus anunciadores y los asistes; la certeza
interior de que yo debo anunciar; de que me pides el anuncio, no el éxito.
Y es que el éxito te lo reservas para ti mismo, cuando quieres abrir las
puertas de los corazones, cuando quieres preparar un nuevo público y un
nuevo pueblo, cuando decides que tu Palabra debe reemprender la carrera por
el mundo, el mundo geográfico y el mundo de los corazones.
Concédeme, Señor, no
dudar nunca de tu ilimitado poder, estar convencido de que debo sembrar
siempre tu Palabra, sin “adaptarla” demasiado, para que quizás sea mejor
aceptada y acogida. Hazme humilde, confiado, fiel dispensador de tu Palabra
en todo momento y circunstancia, incluso cuando siembro encerrado en la
cárcel de mi aislamiento.
|
FUENTES DE LA PAGINA
|
La Página de la Misa Diaria, está preparada y es
enviada por Pedro S. A. Donoso Brant ocds, desde Santiago
de Chile, como un servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo
y por la Iglesia. Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este
servicio y subsidio, dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.
Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo
“Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario
de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o
Biblia de Jerusalén (SBJ),
(3)
Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad
Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd.
|
|