MISA DIARIA DE CAMINANDO CON
JESUS

"La Eucaristía es fuente y culmen de toda la vida cristiana"
(LG 11)
Página de Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
26 años en Internet
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La edición de la Misa Diaria, Reflexión
Bíblica, Lectio Divina y Santoral es las más antigua de Internet, comenzó
en el año 1998.
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02-02-2025
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Edición Nº 9.953
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LITURGIA DE LAS HORAS
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2 DE FEBRERO, PRESENTACIÓN DEL SEÑOR
PORQUE
MIS OJOS HAN VISTO LA SALVACIÓN QUE PREPARASTE DELANTE DE TODOS LOS PUEBLOS.
A los cuarenta días del nacimiento,
Jesús es presentado en el templo. El texto evangélico subraya que ello
sucede para cumplir la Ley de Moisés, que es asimismo la
Ley del Señor. Es un detalle que manifiesta el realismo de la encarnación
del Hijo de Dios: hecho hombre, se hace en todo igual a nosotros menos en
el pecado, y actúa como uno de tantos, como un hombre cualquiera,
sometiéndose a las más mínimas prescripciones de la Ley.
Profunda obediencia y humildad del Hijo de Dios.
La presentación significa también
que Dios nos presenta a su Hijo, como lo reflejan las palabras de Simeón: “porque
mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los
pueblos”. Dios Padre nos manifiesta y da a conocer a su Hijo. Y
nosotros, por la eficacia y la gracia de la liturgia, podemos conocer y
tener experiencia de Cristo. La experiencia de ver, oír y tocar a Cristo (1
Jn 1,1) no es exclusiva de los apóstoles. También a nosotros se nos concede
hoy. Dios Padre nos presenta a su Hijo para que también nuestros ojos vean
al Salvador. La única condición es que salgamos decididos al encuentro de
Cristo.
María ofrece a su Hijo a Dios para
significar que pertenece. Todo primogénito es ofrecido a Dios porque la
vida es de Dios y viene de Él. Pero Jesús es el Primogénito de toda
criatura y pertenece a Dios más que nadie. Desde el principio de su vida
humana, Cristo se manifiesta con-sagrado, dedicado al Señor, y toda su
existencia testimoniará de mil maneras –viviendo para el Padre, agradándole
en todo, dedicándose a sus cosas-, esa total pertenencia al Padre.
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BENDICIÓN Y PROCESIÓN DE LOS CIRIOS
PRIMERA FORMA: PROCESIÓN
1. A una hora conveniente el
pueblo se reúne en una iglesia menor o en un lugar adecuado, fuera de la iglesia
hacia la cual se dirigirá la procesión. Los fieles llevan en las manos
cirios sin encender.
2. El sacerdote, revestido con
ornamentos blancos como para la Misa, se acerca con los ministros. En
lugar de la casulla, el sacerdote puede usar la capa pluvial que se quitará
una vez concluida la procesión.
3. Mientras se encienden los cirios
se canta la antífona:
Nuestro Señor vendrá con poder, e
iluminará los ojos de sus servidores. Aleluya.
U otro canto apropiado.
4. El sacerdote saluda a los fieles
en la forma acostumbrada; luego, con estas u otras palabras semejantes,
hace una breve monición invitando a los fieles a participar activa y
conscientemente en la celebración de esta fiesta:
Queridos hermanos, hace cuarenta
días celebramos con alegría la fiesta del Nacimiento del Señor. Hoy
conmemoramos el día feliz en que Jesús fue presentado en el templo,
cumpliendo así, externamente, la Ley de Moisés; pero en realidad
para salir al encuentro de su pueblo creyente. Los santos ancianos Simeón y
Ana fueron al templo impulsados por el Espíritu Santo, e iluminados por
este mismo Espíritu reconocieron al Señor y lo proclamaron con gozo. Del
mismo modo nosotros, congregados por el Espíritu Santo, vayamos también a
la casa de Dios, al encuentro de Cristo. Lo hallaremos y lo reconoceremos
en la fracción del pan, hasta que él vuelva revestido de gloria.
5. Después de la exhortación, el
sacerdote bendice los cirios y dice, con las manos juntas:
OREMOS:
Señor, fuente y origen de toda luz
que hoy mostraste al justo Simeón a Cristo, la Luz para iluminar
a las naciones; humildemente te suplicamos que santifiques con tu †
bendición estos cirios y escuches los deseos de tu pueblo que se dispone a
llevarlos para alabanza de tu nombre, a fin de que, por la práctica de las
virtudes, pueda llegar un día a la luz inextinguible.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
O bien:
Señor, luz verdadera, que creas y
difundes la luz eterna, derrama la claridad de tu luz imperecedera en los
corazones de tus fieles, para que quienes en tu santo templo somos
iluminados por el esplendor de estos cirios, podamos llegar felizmente a la
luz de tu gloria. Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
Y rocía los cirios con agua bendita,
sin decir nada.
6. Luego el sacerdote toma el cirio
preparado para él, y da comienzo a la procesión aclamando: Marchemos en paz
al encuentro del Señor.
7. Durante la procesión, se canta la
antífona siguiente con su cántico, u otro canto apropiado: Ant.: Luz para iluminar
a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.
Ahora, Señor, puedes dejar que tu
servidor muera en paz, como lo has prometido.
Ant.: Luz para iluminar a las
naciones y gloria de tu pueblo Israel.
Porque mis ojos han visto la
salvación que preparaste delante de todos los pueblos.
Ant.: Luz para iluminar a las
naciones y gloria de tu pueblo Israel.
8. Al entrar la procesión en la
iglesia, se canta la Antífona de entrada de la Misa.
Al llegar al altar, el sacerdote hace la debida reverencia y, según
las circunstancias, lo inciensa. Luego se dirige a la sede –donde se
quitará la capa pluvial si la ha usado para la procesión, y reviste la
casulla – y, una vez cantado el himno Gloria, dice la oración colecta como
de costumbre. La Misa continúa en la forma acostumbrada.
SEGUNDA FORMA: ENTRADA SOLEMNE
9. Los fieles se congregan en la
iglesia y tienen los cirios en las manos. El sacerdote, revestido con
ornamentos blancos, se dirige a un lugar apropiado con los ministros y
parte de los fieles: delante de la puerta o en la misma iglesia, donde al
menos la mayor parte de los fieles pueda participar cómodamente del rito.
10. Cuando el sacerdote llega al
lugar establecido para la bendición de los cirios, éstos se encienden
mientras se canta la antífona «Luz para iluminar a las naciones», u otro
canto apropiado.
11. El sacerdote, después del saludo
y la exhortación bendice los cirios como se indica en los nn. 4-5; y se
hace la procesión hacia el altar, mientras se canta (nn. 6-7). Para la
Misa se observa todo lo que se indica en el n. 8.
MISA
ANTÍFONA DE ENTRADA Cr. Sal
47,10-11
En tu Sano templo, Señor, evocamos
tu misericordia; la gloria de tu nombre llega hasta los confines de la
tierra. Tu derecha está llena de justicia.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, te
pedimos humildemente que así como tu Hijo unigénito, hecho hombre, fue
presentado hoy en el templo, también nosotros podamos presentarnos a ti con
un corazón puro. Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos.
Se dice Gloria
PRIMERA LECTURA Mal 3, 1-4
Lectura de la profecía de Malaquías.
Así habla el Señor Dios: Yo envío a
mi mensajero, para que prepare el camino delante de mí. Y en seguida
entrará en su Templo el Señor que ustedes buscan; y el Ángel de la alianza
que ustedes desean ya viene, dice el Señor de los ejércitos.
¿Quién podrá soportar el Día de su
venida? ¿Quién permanecerá de pie cuando aparezca? Porque él es como el
fuego del fundidor y como la lejía de los lavanderos. Él se sentará para
fundir y purificar: purificará a los hijos de Leví. Y los depurará como al
oro y la plata; y ellos serán para el Señor los que presentan la ofrenda
conforme a la justicia. La ofrenda de Judá y de Jerusalén será agradable al
Señor, como en los tiempos pasados, como en los primeros años.
Palabra de Dios.
COMENTARIO: Como ningún personaje de su época merece
despertar esperanza mesiánica alguna, Malaquías prefiere proyectarla sobre
el mismo Yahvé. Pero la teocracia que prevé es de naturaleza cultual. Yahvé
vendrá a su Templo y ello será ocasión de una renovación profunda de la
casta sacerdotal. En la persona del Niño Jesús presentado en el Templo, es
Dios quien viene con él para purificar el culto y salvar al pueblo.
SALMO Sal 23, 7-10
R. El Rey de la gloria es el Señor
de los ejércitos.
¡Puertas, levanten sus dinteles,
levántense, puertas eternas, para que entre el Rey de la gloria! R.
¿Y quién es ese Rey de la gloria? Es
el Señor, el fuerte, el poderoso, el Señor poderoso en los combates. R.
¡Puertas, levanten sus dinteles,
levántense, puertas eternas, para que entre el Rey de la gloria! R.
¿Y quién es ese Rey de la gloria? El
Rey de la gloria es el Señor de los ejércitos. R.
SEGUNDA LECTURA Heb 2, 14-18
Lectura de la carta a los Hebreos.
Hermanos: Ya que los hijos tienen
una misma sangre y una misma carne, Jesús también debía participar de esa
condición, para reducir a la impotencia, mediante su muerte, a aquél que
tenía el dominio de la muerte, es decir, al demonio, y liberar de este modo
a todos los que vivían completamente esclavizados por el temor de la
muerte. Porque él no vino para socorrer a los ángeles, sino a los
descendientes de Abraham. En consecuencia, debió hacerse semejante en todo
a sus hermanos, para llegar a ser un Sumo Sacerdote misericordioso y fiel
en el servicio de Dios, a fin de expiar los pecados del pueblo. Y por haber
experimentado personalmente la prueba y el sufrimiento, él puede ayudar a
aquéllos que están sometidos a la prueba.
Palabra de Dios.
COMENTARIO: Es de consanguinidad de lo que habla
el autor para expresar la relación entre Cristo y los hombres. Todos los
hombres morimos.
La solidaridad del Hijo con los
hombres exigía que también él muriera. Su muerte tenía como finalidad
reducir a la impotencia al señor de la muerte y abrir a la humanidad las
puertas de la vida. Pero, en razón de esta misma participación, hasta en la
prueba del sufrimiento, Cristo ejerce su función sacerdotal de “sumo
sacerdote misericordioso y fiel”, expiando por los pecados del pueblo.
Sabemos desde ahora cuál es la naturaleza del culto agradable al Padre.
Este culto es el de la obediencia
perfecta a Dios en la asunción integral de la condición humana. El templo
será en adelante el cuerpo de Cristo.
ALELUYA Lc 2, 32
Aleluya. Luz para iluminar a las
naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel. Aleluya.
EVANGELIO Lc 2, 22-40
Evangelio de nuestro Señor
Jesucristo según san Lucas.
Cuando llegó el día fijado
por la Ley de Moisés para la purificación de ellos, llevaron al
niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, como está escrito en la
Ley: --Todo varón primogénito será consagrado al Señor--. También debían
ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o de pichones de paloma, como
ordena la Ley del Señor. Vivía entonces en Jerusalén un hombre
llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel.
El Espíritu Santo estaba en él y le
había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor. Conducido
por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron
al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley, Simeón lo
tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo: --Ahora, Señor, puedes dejar
que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han
visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos: luz para
iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel--. Su padre y
su madre estaban admirados por lo que oían decir de él. Simeón, después de
bendecirlos, dijo a María, la madre: -- Este niño será causa de caída y de
elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma
una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los
pensamientos íntimos de muchos --. Había también allí una profetisa llamada
Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en años, que,
casada en su juventud, había vivido siete años con su marido. Desde
entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años. No se
apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones.
Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba
acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.
Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor,
volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea. El niño iba creciendo y se
fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él.
Palabra del Señor.
COMENTARIO: Jesús aparece en el Templo como la
luz que ilumina a todas las naciones. Así lo canta Simeón. Lucas hace decir
a Simeón que la “gloria” se ha manifestado, pero que ésta se llevará a cabo
en el sufrimiento y la humillación. El Mesías traerá la división y la
contradicción y, a causa de él, una espada traspasará el alma de María. En
cuanto al testimonio de Ana viene a confirmar de propósito el de Simeón. La
ley exigía, al menos, dos testigos para garantizar la autenticidad de un
hecho, y Ana es idónea como testigo; con ella la esperanza de los “pobres
de Yahvé” descubre su objeto en la persona de Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, que te sean agradables estas
ofrendas de tu Iglesia desbordante de alegría, tú que quisiste que tu Hijo
único se ofreciera como Cordero inmaculado para la vida del mundo. Por
Jesucristo nuestro Señor.
PREFACIO
EL MISTERIO DE LA PRESENTACIÓN
DEL SEÑOR
V/. El Señor esté con ustedes.
R/. Y con tu espíritu.
V/. Levantemos el corazón.
R/. Lo tenemos levantado hacia el
Señor.
V/. Demos gracias al Señor, nuestro
Dios.
R/. Es justo y necesario.
Realmente es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo
lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque tu Hijo eterno, al ser
presentado hoy en el templo, es proclamado por el Espíritu: --Luz de las
naciones y gloria de Israel--. Por eso, nosotros llenos de alegría salimos
al encuentro de nuestro Salvador y con los ángeles y los santos te
alabamos, diciendo sin cesar:
Santo, santo, santo...
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Lc 2, 30-31
Mis ojos han visto la salvación que
preparaste delante de todos los pueblos.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Padre, por estos sacramentos
recibidos, completa en nosotros la obra de tu gracia, y así como colmaste
el anhelo de Simeón de contemplar al Mesías antes de morir, concédenos
recibir la vida eterna saliendo al encuentro del Señor. Que vive y reina
por los siglos de los siglos.
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REFLEXIÓN BÍBLICA
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La presentación del Señor
Lc 2, 22-40
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1. LO
HICIERON PARA DARNOS UN EJEMPLO A NOSOTROS, QUE SOMOS PECADORES Y
PENITENTES.
El Evangelio nos relata la
purificación de la Santísima Virgen, y la presentación de Jesús en el
templo. Ellos no estaban obligados a hacerlo, es decir obligado a estas
leyes, entonces San Bernardo nos da una explicación de que lo hicieron no
por necesidad de ser purificados, o el ser circuncidado, lo hicieron para
darnos un ejemplo a nosotros, que somos pecadores y penitentes.
2. “CUANDO
LLEGÓ EL DÍA FIJADO POR LA LEY DE MOISÉS PARA LA PURIFICACIÓN”.
A fin de comprender mejor
este fragmento del evangelio, comento lo siguiente: dice al comienzo, “Cuando
llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación”. En
Levíticos, 12, 1-8, están fijadas la obligaciones a las que se refieren,
que cuando una mujer concibe y da a luz a un hijo Varón, es considerada
impura por un período siete días, al octavo debe circundar al hijo, y luego
debe permanecer treinta y tres días más impura, no debe tocar nada santo ni
puede concurrir al santuario. Si da a luz una hija, el tiempo aumenta a
ochenta días. Luego continúa "Cuando se cumplan los Días de su
Purificación, por un hijo o por una hija, Llevará al sacerdote un cordero
de un año para el holocausto, y un Pichón de paloma o una Tórtola para el
sacrificio por el pecado. Pero si no tiene lo suficiente para un cordero,
traerá dos Tórtolas o dos pichones de paloma, el uno para el holocausto y
el otro para el sacrificio por el pecado. El sacerdote hará expiación por
ella, y quedará purificada."
Este es el caso de María,
que además era pobre. Estas ofrendas, una era sacrificada en holocausto de
adoración, y la otra por el “pecado”. Pero no se refiere a un “pecado
mortal”, sino a algo legal, por el hecho del alumbramiento, en donde se
habla de estos sacrificios de expiación por haber transgredido algo
prohibido “legalmente”, como por ejemplo tocar un cadáver o un reptil
prohibido, y si lo hiciese incluso sin darse cuenta, debe confesar su
pecado.
3. LLEVARON
AL NIÑO A JERUSALÉN PARA PRESENTARLO AL SEÑOR
Sigue el evangelio: “Llevaron
al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, como está escrito en la Ley:
“Todo varón primogénito será consagrado al Señor”. “Conságrame todo
primogénito” (Ex 13,2) Al principio los “primogénitos” estaban destinados
al culto, pero luego se sustituyó este sacerdocio por la tribu de Leví y
quedó establecido un simbólico “rescate” de estos primogénitos. María
aprovechó para llevar consigo al Niño y hacer que José, seguramente, pagase
allí el “rescate” por el mismo, consistente en cinco siclos. Aunque se dice
que sus “padres” le llevaron a Jerusalén, los que están en situación son el
Niño, al que hay que “rescatar,” y su madre, que va a obtener la
declaración “legal” de su purificación. El término usado para “presentarlo
al Señor” es término usado para llevarlo al altar.
4. “VIVÍA
ENTONCES EN JERUSALÉN UN HOMBRE LLAMADO SIMEÓN”
Sigue el evangelio, “Vivía
entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón”. El evangelio
presenta en escena un hombre santo: “justo”, que cumplía los preceptos de
Dios, y “piadoso”, hombre de fe viva, religioso. Estos adjetivos acusan
esmero por cumplir los deberes morales. Vivía en Jerusalén, y se llamaba
Simeón, nombre usual judío. Era un hombre que debía de pertenecer a los
“círculos” religiosos y que animaban su esperanza con la próxima venida del
Mesías, tan acentuada por entonces en aquel medio ambiente. El Espíritu
Santo estaba “sobre él”; gozaba de carismas sobrenaturales. Debía de ser de
edad avanzada. Y tenía la promesa del Espíritu Santo, de que no moriría sin
haber visto al Cristo del Señor, al Mesías, es decir, la “consolación” de
Israel, que él esperaba.
5. ERA UN
HOMBRE SANTO, QUE GOZABA DE CARISMAS.
El Espíritu Santo, comenzó
en el anciano Simeón, su acción espiritual para que conociera a Jesús y lo
recibieran como el Mesías prometido. Impulsado por el Espíritu, vino al
templo cuando los padres traían al Niño. Era un hombre santo, que gozaba de
carismas. Y tomándolo en sus brazos, “bendijo” a Dios. Los rabinos tomaban
a los niños en brazos para bendecirlos. Conforme a la revelación tenida,
Simeón ha visto al Mesías. Su vida sólo aspiró a esto: a gozar de su venida
y visión, que era el ansia máxima para un israelita. Por eso lo puede dejar
ya ir “en paz,” es decir, con el gozo del mesianismo, en el que estaban
todos los bienes cifrados. El Mesías es “tu salvación”, la que Dios envía:
Jesús (Is 40:5).
6. “SU PADRE
Y SU MADRE ESTABAN ADMIRADOS”
Pero este Mesías tiene dos
características: es un Salvador universal: “para todos los pueblos”; es el
mesianismo profético y abrahámico; y es un mesianismo espiritual, no de
conquistas políticas, sino “luz” para “iluminar a las gentes” en su verdad.
Pero siempre quedaba un legítimo orgullo nacional: el Mesías sería siempre
“gloria de tu pueblo, Israel,” de donde ha salido. También San Pablo, en
Romanos, mantendrá este privilegio de Israel.
Relata san Lucas; “Su
padre y su madre estaban admirados”, ante esto. Era la admiración
ante el modo como Dios iba revelando el misterio del Niño, y la obra que
venía a realizar. De nadie sino del Espíritu le podía venir este
conocimiento profético.
7. ESTE NIÑO
SERÁ CAUSA DE CAÍDA Y DE ELEVACIÓN PARA MUCHOS EN ISRAEL
Simeón los “bendijo.” Con
alguna fórmula, invocó la bendición de Dios sobre ellos. No es extraño este
sentido de “bendición” en un anciano y un profeta. Pero, dirigiéndose
especialmente a su madre, le dijo proféticamente: “Este niño será causa de
caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción”
Va a ser “signo” (Is 8:18) de contradicción. La vida de Cristo ha sido
esto: desde tenerlo por endemoniado hasta confesarlo por Mesías. Como dirá
San Pablo, su doctrina fue “escándalo” para los judíos (1 Cor 1:23) 38.
Jesús será la señal de contradicción. En Efecto, unos lo amarán, otros lo
odiarán; unos estarán dispuestos a morir por El, mientras otros no cesarán
en su esfuerzo por hacerlo desaparecer de la historia y de la faz de la
tierra.
8. “Y A TI
MISMA UNA ESPADA TE ATRAVESARÁ EL CORAZÓN”
Sigue luego: “Y
a ti misma una espada te atravesará el corazón” Esto es algo
trágico, “Una espada de dolor atravesará tu alma.” No será sólo para
ella el dolor de una madre por la persecución, calumnia y muerte de su
hijo. Observo que en el texto no se dirige a San José, que, sin duda, está
allí presente, pues “Simeón los bendijo”. Esta
profecía, dirigida personal y exclusivamente a ella, debe de tener un mayor
contenido. Se diría que se ve a la Madre especialmente unida al Hijo en
esta obra. María es “Hija de Sión,” entonces lleva
dentro de sí el destino espiritual de su pueblo, destacándose aquí el dolor
de sus entrañas por lo que significaba Cristo, signo de contradicción.
La Santísima Virgen está
asociada a la obra redentora de Cristo. No hay redención sin dolor, y el
alma de la Santísima Virgen, será traspasada por la espada del dolor, por
todo lo que ella luego sufrió en su corazón por la pasión de su Hijo Jesús.
9. “ASÍ SE
MANIFESTARÁN CLARAMENTE LOS PENSAMIENTOS ÍNTIMOS DE MUCHOS”
Finalmente el evangelio nos
relata; “Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de
muchos”. Este término, se entronca con la finalidad que va a
seguirse de esa “contradicción” de Cristo: que “se descubran los
pensamientos de muchos corazones.” Habrá de tomarse partido por El o contra
El: hay que abrir el alma ante la misión de Cristo.
Jesús, venció al mundo y nos
advirtió sabiamente, “En el mundo habrá tribulación, pero ánimo, Yo he
vencido al mundo”
10. UNA
PROFETISA LLAMADA ANA
Continua el Evangelio,
relatando que había también allí una profetisa llamada Ana, “la
profetisa”, es sin duda una mujer muy especial, por esa razón
aparece como una figura destacada en este fragmento del evangelio. Ella es
una “profetisa,” es decir una mujer consagrada a Dios, con un específico
carisma, dada a la piedad y a la animación de estos días donde se realizan
estas especiales doctrinas. San Lucas, hace una descripción detallada de la
biografía de ella y sus actividades. Su viudez parece un “celibato
consagrado”. Su obra no fue al menos exclusivamente, en el templo, pues
ella “hablaba” a todos los que esperaban la “liberación” por obra
mesiánica. Debió de recibir un fuerte impacto en aquel episodio del templo.
Ana, es como las figura de
los laicos comprometidos, que con el testimonio de su palabra, anuncia
proféticamente la evangelización en su ambiente, aportando además con un
testimonio de vida, con caminos hacia la santidad, con prácticas de
constantes oraciones y penitencias.
Ana da un testimonio sobre
el Niños Jesús, en un instante de inspiración y dirigida por el Espíritu de
Dios. Su actuación, consagrada a la oración, al sacrificio, observando las
obligaciones que se deben cumplir, la convierte en una destacada mujer.
11. “EL NIÑO
IBA CRECIENDO Y SE FORTALECÍA, LLENO DE SABIDURÍA, Y LA GRACIA DE DIOS
ESTABA CON ÉL.”
El Niño en el templo, es una
escena que nos atrae y nos invita a percibir en el relato diversos motivos
a este propósito. En este relato, es la primera palabra que aparece de
Cristo en los evangelios. Además, en forma sutil, nos habla de la
inteligencia de Cristo, porque dice crece en “sabiduría.” Produce esta
escena admiración, porque luego veremos cómo en los evangelios de
“discusión” de Cristo con fariseos y doctores los hace callar. Aquí tiene
su preludio y “justificación” al estar demostrando su saber bíblico ante
los doctores de la Ley en sus mismas escuelas del templo. Ellos le rinden
allí, imparcialmente y aún sin prejuicios, homenaje a su saber.
“El niño iba creciendo y se
fortalecía lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él.” La gracia
porque a Jesús, hombre, le fue concedida la gran gracia de que desde que
empezó a ser hombre fuese perfecto y fuese Dios. Todavía siendo niño, tenía
la gracia de Dios, para que, como todas las cosas en El eran admirables, lo
fuese también su niñez, y se cumpliese así la sabiduría de Dios.
Por eso el Hijo de Dios, al
hacerse hombre, quiso progresar "en sabiduría, en estatura y en
gracia"
El Señor
les Bendiga
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
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PARA LA LECTIO DIVINA (3)
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LUZ PARA ILUMINAR A LAS NACIONES
Podemos considerar la fiesta que hoy
celebramos como un puente entre la Navidad y la Pascua.
La Madre de Dios constituye el vínculo de unión entre dos
acontecimientos de la salvación, tanto por las palabras de Simeón como por
el gesto de ofrenda del Hijo, símbolo y profecía de su sacerdocio de amor y
de dolor en el Gólgota. Esta fiesta mantiene en Oriente la riqueza bíblica
del título «encuentro»: encuentro “histórico” entre el Niño divino y el
anciano Simeón, entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, entre la profecía y
la realidad y, en la primera presentación oficial, entre Dios y su pueblo.
En un sentido simbólico y en una dimensión escatológica, “encuentro”
significa asimismo el abrazo de Dios con la humanidad redimida y la
Iglesia (Ana y Simeón) o la Jerusalén celestial (el templo).
En efecto, el templo y la Jerusalén antigua ya han pasado cuando
el Rey divino entra en su casa llevado por María, verdadera puerta del
cielo que introduce a Aquel que es el cielo, en el tiempo nuevo y
espiritual de la humanidad redimida. A través de ella es como Simeón,
experto y temeroso testigo de las divinas promesas y de las expectativas
humanas, saluda en aquel Recién nacido la salvación de todos los pueblos y
tiene entre sus brazos la “luz para iluminar a las naciones” y la “gloria
de tu pueblo, Israel”.
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ORACION
(3)
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¿Por qué, oh Virgen, miras a este
Niño? Este Niño, con el secreto poder de su divinidad, ha extendido el cielo
como una piel y ha mantenido suspendida la tierra sobre la nada; ha creado
el agua a fin de que hiciera de soporte al mundo. Este Niño, oh Virgen
purísima, rige al sol, gobierna a la luna, es el tesorero de los vientos y
tiene poder y dominio, oh Virgen, sobre todas las cosas. Pero tú, oh
Virgen, que oyes hablar del poder de este Niño, no esperes la realización
de una alegría terrena, sino una alegría espiritual (Timoteo de Jerusalén,
siglo VI).
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FUENTES DE LA PAGINA
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La Pagina de la Misa Diaria, esta preparada y es enviada por
Pedro S. A. Donoso Brant ocds, desde Santiago de Chile, como un servicio de
apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia. Les
ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio, dando
gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.
Nota:
Para la Liturgia
de la Palabra,
utilizo “Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y
comentario de la Palabra,
utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o Biblia de
Jerusalén (SBJ),
(3)
Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio
Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de
Santa M. Magdalena ocd.
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