MIERCOLES
CUARTA SEMANA DE CUARESMA
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 68, 14
Mi oración sube hasta ti, Señor,
en el momento favorable; respóndeme, Dios mío, por tu gran amor, sálvame,
por tu fidelidad.
ORACIÓN COLECTA
Padre, que concedes a los
justos el premio de sus méritos y el perdón a los pecadores que se
arrepienten, ten piedad de quienes te suplicamos, para que la confesión de
nuestras culpas nos obtenga tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios,
por los siglos de los siglos.
LECTURA Is 49, 8-15
Lectura
del libro de Isaías.
Así habla el Señor: En el
tiempo favorable, yo te respondí, en el día de la salvación, te socorrí. Yo
te formé y te destiné a ser la alianza del pueblo, para restaurar el país,
para repartir las herencias devastadas, para decir a los cautivos:
«¡Salgan!», y a los que están en las tinieblas: «¡Manifiéstense!». Ellos se
apacentarán a lo largo de los caminos, tendrán sus pastizales hasta en las
cumbres desiertas. No tendrán hambre, ni sufrirán sed, el viento ardiente y
el sol no los dañarán, porque el que se compadece de ellos los guiará y los
llevará hasta las vertientes de agua. De todas mis montañas yo haré un
camino y mis senderos serán nivelados. Sí, ahí vienen de lejos, unos del
norte y del oeste, y otros, del país de Siním. ¡Griten de alegría, cielos, regocíjate,
tierra! ¡Montañas, prorrumpan en gritos de alegría, porque el Señor
consuela a su Pueblo y se compadece de sus pobres! Sión decía: «El Señor me
abandonó, mi Señor se ha olvidado de mí». ¿Se olvida una madre de su
criatura, no se compadece del hijo de sus entrañas? ¡Pero aunque ella se
olvide, yo no te olvidaré!
Palabra
de Dios.
COMENTARIO: El canto
del profeta es de alegría, porque puede observar que Dios no se olvida de
su pueblo. Y la atención del Señor es compadecerse de los pobres de este
pueblo. Son los que más han sufrido los que esperan este momento. La imagen
del amor maternal de Dios hacia sus hijos nos ayuda a comprender que este
amor supera cualquier tipo de afecto conocido, aún el amor materno.
SALMO Sal 144, 8-9. 13-14. 17-18
R. El Señor es bondadoso y
compasivo.
El Señor es bondadoso y
compasivo, lento para enojarse y de gran misericordia; el Señor es bueno
con todos y tiene compasión de todas sus criaturas. R.
El Señor es fiel en todas sus
palabras y bondadoso en todas sus acciones. El Señor sostiene a los que
caen y endereza a los que están encorvados. R.
El Señor es justo en todos sus
caminos y bondadoso en todas sus acciones; está cerca de aquéllos que lo
invocan, de aquéllos que lo invocan de verdad. R.
VERSÍCULO Jn 11, 25. 26
Yo soy la Resurrección
y la Vida. El
que cree en mí no morirá jamás.
EVANGELIO Jn 5, 17-30
Evangelio
de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Jesús dijo a los judíos: --Mi
Padre trabaja siempre, y Yo también trabajo--. Pero para los judíos ésta
era una razón más para matarlo, porque no sólo violaba el sábado, sino que
se hacía igual a Dios, llamándolo su propio Padre. Entonces Jesús tomó la
palabra diciendo: --Les aseguro que el Hijo no puede hacer nada por sí
mismo sino solamente lo que ve hacer al Padre; lo que hace el Padre, lo
hace igualmente el Hijo. Porque el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo
que hace. Y le mostrará obras más grandes aún, para que ustedes queden
maravillados. Así como el Padre resucita a los muertos y les da vida, del
mismo modo el Hijo da vida al que él quiere. Porque el Padre no juzga a
nadie: Él ha puesto todo juicio en manos de su Hijo, para que todos honren
al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre
que lo envió. Les aseguro que el que escucha mi palabra y cree en Aquél que
me ha enviado, tiene Vida eterna y no está sometido al juicio, sino que ya
ha pasado de la muerte a la
Vida. Les aseguro que la hora se acerca, y ya ha llegado,
en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oigan,
vivirán. Así como el Padre tiene la vida en sí mismo, del mismo modo ha
concedido a su Hijo tener la vida en sí mismo, y le dio autoridad para
juzgar porque Él es el Hijo del hombre. No se asombren: se acerca la hora
en que todos los que están en las tumbas oirán su voz y saldrán de ellas:
los que hayan hecho el bien, resucitarán para la Vida; los que hayan hecho
el mal, resucitarán para el juicio. Nada puedo hacer por mí mismo. Yo juzgo
de acuerdo con lo que oigo, y mi juicio es justo, porque lo que Yo busco no
es hacer mi voluntad, sino la de Aquel que me envió--.
Palabra
del Señor.
COMENTARIO: En el
Evangelio de Juan, Jesús se presenta en una relación especial con Dios Padre.
Por momentos lo llama Padre, o mi Padre, revelando que se trata de algo
totalmente distinto de lo que los judíos pensaban en esos tiempos. Jesús,
al hablar de mi Padre, está revelando que participa de la misma naturaleza
divina. Y esto es justamente aquello de lo que sus adversarios lo acusan.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te pedimos, Señor, que la
fuerza a de este sacrificio nos purifique de los pecados de la vida pasada,
renueve nuestras vidas y nos alcance la salvación. Por Jesucristo nuestro
Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Jn 3, 17
Dios no envió a su Hijo para
condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Después de haber recibido los
dones celestiales, te pedimos, Padre, que no sea causa de condenación lo
que en tu providencia diste a tus fieles para la salvación. Por Jesucristo
nuestro Señor.
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“Mi Padre trabaja siempre, y Yo también trabajo”
Jn 5, 17-30
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1. “PARA QUE TODOS HONREN AL HIJO COMO HONRAN AL
PADRE”.
Este fragmento del evangelio, es un discurso de Jesús, es un cuadro
maravilloso en el que Él se muestra como Dios. “Para que todos honren al
Hijo como honran al Padre”. Así es, como en este Evangelio, Jesús, va a
destacar importantes enseñanzas. Para valorar bien las expresiones de este
discurso hay que tener en cuenta que San Juan no disocia en Jesús, en su
evangelio, el hombre del Verbo; para él, Jesús es siempre el Verbo
encarnado; y, además, entendiendo así el discurso de Jesús, en el que habla
como Verbo encarnado, se logra una perfecta unidad y homogeneidad de
interpretación en todo el Evangelio. San Juan nos dice que Jesús
“respondió” a los fariseos, a la acusación que le hacían, no tanto de
quebrantar el sábado cuanto de hacerse Dios.
2. “BUSCABAN CON MÁS AHÍNCO MATARLE.”
“Para que todos honren al Hijo
como honran al Padre”. Este es el tema central, al que convergen los demás
elementos que Jesús utiliza como argumentos que respaldad su tesis. En el
contexto se ve que esta honra que exige como la del Padre, es el honor que
se le debe como a Hijo de Dios encarnado, como a Dios que es. Por eso, de
estos argumentos que hace ahora Jesús, y ya ha hecho en otras ocasiones,
inquietaba a la mentalidad judía. “Por esto los judíos buscaban con más
anhelo matarle, porque no sólo quebrantaba el sábado, sino que decía que
Dios es su propio Padre, haciéndose a sí mismo igual a Dios”
En el monoteísmo cerrado del
judaísmo no cabía una dualidad de personas en el seno de la divinidad. Al
hacerse “igual” a Dios, es que se decía otro Dios. Esta confesión era para
ellos blasfemia. Y por eso, conforme a la Ley, “buscaban con más ahínco matarle.”
3. “MI PADRE TRABAJA SIEMPRE, Y YO TAMBIÉN TRABAJO”.
Jesús dijo a los judíos: “Mi
Padre trabaja siempre, y yo también trabajo”. La respuesta de Jesús, contra
la acusación que le hacían los judíos, que trabajaba en “sábado,” no porque
fuese contra la Ley,
sino contra su casuística, Jesús responde con un argumento que tenía que
ser decisivo en aquel ambiente.
Como ya sabemos, el reposo
sabático estaba establecido en la
Ley tomando su imitación del esquema creador en el relato
del Génesis, en el que Dios descansa el séptimo día (Gen 2.2.3). Pero este
“descanso” creador de Dios era el asunto que preocupaba a la teología
rabínica, la que no se salía de su materialismo literario, el que no les
permitía ver muchas cosas con claridad. Porque una cosa es el relato de la
creación y otro el sentido doctrinal. En efecto, Dios descansó el séptimo
día de trabajar en las cosas del mundo, pero no cesó de ocuparse de los que
no tienen piedad ni compasión, y los justos, pues a unos muestra el castigo
y a otros el premio.
4. LO QUE HACE EL PADRE, LO HACE IGUALMENTE EL HIJO.
La actividad, como principio
de todas las cosas, por naturaleza siempre está en acción, no inactiva.
Jesús argumenta, para justificar su actividad, que no hace más que hacer lo
que su Padre. Claro que podría decirse que una cosa es que Dios pueda
obrar, y otra que el hombre no pueda obrar igual. Pero precisamente esta
igualdad en que Jesús se pone en línea de la actividad con su Padre, es ponerse en el mismo espacio o ámbito de la
divinidad. Es la conclusión que van a sacar los judíos, por lo que querrán
matarle.
En efecto, Jesús no sólo dice
que, porque el Padre trabaja, Él toma un ejemplo de justificación moral para
trabajar en sábado, sino que dice más. El “no hace nada por sí mismo,” sino
que hace, precisamente, “lo que ve hacer al Padre,” hasta tal punto que lo
que hace el Padre, “lo hace igualmente el Hijo.” Se trata de las obras del
Verbo encarnado. No significa que Jesús copie o imite las obras que el
Padre le da a hacer, sino que en este obrar suyo, así como el Padre tiene,
como Dios que es, el derecho indiscutible de obrar como le plazca,
igualmente el Hijo tiene este derecho de obrar. Con ello Jesús, al proclamar
el mismo derecho del Padre, está proclamando la dignidad de su naturaleza,
Hijo de Dios.
5. PORQUE EL PADRE AMA AL HIJO Y LE MUESTRA TODO LO
QUE HACE
El “amor” del Padre al Hijo
encarnado es lo que le hace al Padre tener la iniciativa en “mostrarle todo
lo que El (Padre) hace”. Por eso, no sólo le “muestra todo lo que hace,”
sino que le “mostrará aún mayores obras que éstas” en el futuro de su vida
mesiánica. El término de comparación que aquí se toma es el milagro de la
curación de la piscina Probática, lo mismo que los otros milagros que había
hecho. Mayores que éstos serán nuevos milagros que relatan los otros
Evangelios y San Juan, tal la multiplicación de los panes y el caminar
sobre el mar, la curación de un ciego de nacimiento y que van a terminar en
la resurrección de Lázaro.
Porque el Padre ama al Hijo y
le muestra todo lo que hace y “mostrará” dice Jesús, no se refiere a un
conocimiento aprendido por estudio, sino porque El por su ciencia
sobrenatural, tiene un conocimiento perfecto de todo. Este “mostrar” se
refiere a las obras que va a hacerle realizar, que el Padre va a realizar
por medio de Jesús. “Para que ustedes queden maravillados”, es decir, obras
externas las que el Padre le “mostrará a Jesús.”
6. OBRA COMO OBRA EL PADRE.
El pensamiento es, pues, el
siguiente: Jesús — él mismo — obra como obra el Padre. Pero, además, lo
hace en plena dependencia de Él, hasta tal punto que todas las obras
maravillosas — milagrosas — que El realiza se las “muestra” el Padre al
realizarlas el Padre por medio de Él. El Padre tiene la iniciativa; pero
los dos realizan la misma obra. Tienen unidad de acción en ella. Pronto
argumentará en este discurso el milagro como garantía y testificación del
Padre a su favor Con esa unidad de actividad con el Padre, ¿quién podrá
argüirle que quebranta el sábado? Pero ¿quién podría dejar de deducir que
“decía a Dios su propio Padre, haciéndose igual a Dios?”
Una segunda enseñanza de Jesús
con motivo de probar su unión con el Padre, es el
poder que el Padre le comunicó de resucitar todo tipo de muertos: “Así como
el Padre resucita a los muertos, y les da vida, así también el Hijo da la
vida a los que quiere”
7. ASÍ COMO EL PADRE RESUCITA A LOS MUERTOS Y LES DA
VIDA, DEL MISMO MODO EL HIJO DA VIDA AL QUE ÉL QUIERE.
El poder de resucitar es un
poder que el Antiguo Testamento que es exclusivo de Dios. Lo mismo se
proclama en los escritos rabínicos. Si algún profeta resucitaba muertos,
era algo excepcional y carismático que Dios le concedía, y que él ejecutaba
en nombre de Dios. Pero Jesús aquí reivindica para sí mismo este poder de
vida y muerte, en igualdad con el Padre. No es ello otra cosa que proclamar
Jesús, por este capítulo, su divinidad. Además, Jesús tiene autoridad de
resucitar espíritus, entonces les dice: “Ha llegado, en que los muertos
oirán la voz del Hijo de Dios”, y les agrega; “y los que la oigan, vivirán”
Pues así como el Padre tiene la vida en sí mismo, así dio también al Hijo
tener vida en sí mismo.”
Jesús da la razón de cómo
puede causar esta resurrección espiritual en las almas: porque el Padre “le
dio el tener vida en sí mismo.” Ante la muerte espiritual, Jesús les da la
vida, que él tiene, y así resucitan. Pero además, Jesus dice; “No se
asombren: se acerca la hora en que todos los que están en las tumbas oirán
su voz y saldrán de ellas: los que hayan hecho el bien, resucitarán para la Vida; los que hayan hecho
el mal, resucitarán para el juicio.
8. “LOS MUERTOS OIRÁN LA VOZ DEL HIJO DE DIOS; Y LOS
QUE LA OIGAN, VIVIRÁN
Dice Jesús: “Los muertos oirán
la voz del Hijo de Dios; y los que la oigan, vivirán” Porque aquí su voz es
su predicación, su enseñanza, el misterio de fe que trae del Padre. Y las
palabras de Jesús “son espíritu y vida”. Por eso, los que las “oigan,” es
decir, los que las abracen y crean, “vivirán”; los que, por estar muertos a
Él, resucitarán en el espíritu y por la fe al hacerse hijos de Dios.
Este poder de Jesús se
extiende también a la resurrección de los cuerpos, ya que ahora se
consideran los muertos que “están en las tumbas” Tal es el poder de Dios
sobre toda vida, como lo presenta el Antiguo Testamento. Jesús, por este
poder que tiene “como el Padre, que resucita los muertos”, proclama su
divinidad, ya que esto es atributo de Dios.
Esta resurrección universal se
refiere al juicio final. Jesús en la parusía resucitará a todos. Jesús
enseña que su poder sobre la muerte corporal se extenderá a todos. Pero, al
resucitarlos, va a actuar como juez. De ahí el destino que asigna a unos y
a otros. Para unos será resurrección para la “vida” eterna; para los otros
será una resurrección para “la condenación”.
9. JESÚS SE PRESENTA COMO DIOS
Así, Jesús se presenta como
Dios a un tiempo por su poder de “vivificar” los muertos y por su poder
judicial sobre la humanidad.
El Padre... ha entregado al
Hijo todo el poder de juzgar”. En esta enseñanza de Jesús se muestra su
divinidad: el poder judicial que tiene sobre toda la humanidad. Al hablar
Jesús de su poder de resucitar los cuerpos, expone por evocación la hora
del juicio final de la humanidad. Producida por El la
resurrección, la humanidad experimentará un juicio universal y
solemne. Y en ese juicio. Él es el juez.
Dice Jesús Yo juzgo de acuerdo
con lo que oigo, y mi juicio es justo, porque lo que yo busco no es hacer
mi voluntad, sino la de Aquel que me envió”. Había dicho ya que; “Porque el
Padre no juzga a nadie”. Y aún añade la razón de esto: “Él ha puesto todo
juicio en manos de su Hijo”. Esto es ya un índice más de que no se trata de
la acción de la divinidad del Verbo, sino de este encarnado. Porque, si el
Padre no “juzga,” tampoco juzgará el Verbo como tal, ya que su acción
divina es idéntica. Jesús no sólo tiene el poder judicial, sino que es El,
en cuanto Verbo encarnado, el que además lo ejerce.
10. JESÚS, COMO DIOS-HOMBRE
Jesús, como Dios-Hombre, va a
ejercer inmediatamente el juicio sobre la humanidad y pronunciar la
sentencia irrevocable. Pero en toda esta obra judicial no es ajeno a la
iniciativa del Padre, de la divinidad. Su plena unión con Él se continúa en
toda su obra mesiánica. El mismo dice: “Yo juzgo de acuerdo con lo que
oigo”. Por eso, en este juicio y sentencia, la humanidad de Jesús sigue la
acción, el juicio y los designios del Padre, puesto que dice en este
pasaje: “no es hacer mi voluntad, sino la de Aquel que me envió”. Y de aquí
el que proclame Él también la infalibilidad de su juicio: “Y mi juicio es
justo”
Este discurso de Jesús es un
cuadro maravilloso en el que Él se muestra como Dios. “Para que todos
honren al Hijo como honran al Padre”. Siendo Jesús Dios, proclamándose tal
por un procedimiento de equiparación al Padre, Jesús concluye, diciendo:
“Les aseguro que el que escucha mi palabra y cree en Aquel que me ha
enviado, tiene Vida eterna”
Jesús, ha venido al mundo,
para que tengamos vida, la vida de Dios en nosotros, la vida eterna que ya
comienza en el tiempo con la vida de la gracia.
El
Señor les Bendiga
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
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