I. RITOS INICIALES
ANTÍFONA DE ENTRADA Cf r. Mt 3,
16-17
Los cielos se abrieron
después del bautismo del Señor, y el Espíritu, en forma de paloma,
descendió sobre Él. Se oyó la voz del Padre: Este es mi Hijo muy querido,
en quien tengo puesta mi predilección.
ACTO PENITENCIAL
· Tú que,
bautizado por Juan, pasaste por un pecador. Señor ten piedad
· Tú que,
ungido por el Espíritu, te entregaste por nosotros. Cristo, ten piedad.
· Tú que,
siendo hijo amado del Padre, quitas el pecado del mundo. Señor, ten piedad.
SE DICE GLORIA A DIOS.
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama
el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te
glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre
todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios,
Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros;
tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra suplica; tú que estás
sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres
Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo
en la gloria de Dios Padre. Amén.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y
eterno, que proclamaste a Cristo como Hijo tuyo muy amado, cuando era
bautizado en el Jordán, y el Espíritu Santo descendía sobre él; concede a
tus hijos, renacidos del agua y del Espíritu, perseverar siempre en el
cumplimiento de tu voluntad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los
siglos de los siglos.
II. LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA Is 40, 1-5.
9-11
El profeta espera y anuncia, un cambio total
en el mundo. Por fin Dios viene a reinar. Y hay que prepararse para este
momento crucial de la historia de la humanidad. El mensajero pregona la
Buena Noticia de que el triunfo de Dios terminará con
los dolores y sufrimientos del pueblo.
Lectura
del libro de Isaías.
Consuelen, consuelen a
mi Pueblo, dice su Dios! Hablen al corazón de Jerusalén y anúncienle que su
tiempo de servicio se ha cumplido, que su culpa está pagada, que ha
recibido de la mano del Señor doble castigo por todos sus pecados. Una voz
proclama: Preparen en el desierto el camino del Señor, tracen en la estepa
un sendero para nuestro Dios! Que se rellenen todos los valles y se aplanen
todas las montañas y colinas; que las quebradas se conviertan en llanuras y
los terrenos escarpados, en planicies! Entonces se revelará la gloria del
Señor y todos los hombres la verán juntamente, porque ha hablado la boca
del Señor. Súbete a una montaña elevada, tú que llevas la buena noticia a
Sión; levanta con fuerza tu voz, tú que llevas la buena noticia a
Jerusalén. Levántala sin temor, di a las ciudades de Judá: “Aquí está su
Dios!”. Ya llega el Señor con poder y su brazo le asegura el dominio: el
premio de su victoria lo acompaña y su recompensa lo precede. Como un
pastor, El apacienta su rebaño, lo reúne con su brazo; lleva sobre su pecho
a los corderos y guía con cuidado a las que han dado a luz.
Palabra
de Dios.
SALMO Sal 103, 1-4. 24-25.
27-30
R.
¡Bendice al Señor, alma mía!
Señor, Dios mío, qué
grande eres! Estás vestido de esplendor y majestad y te envuelves con un
manto de luz. Tú extendiste el cielo como un toldo. R.
Construiste tu mansión
sobre las aguas. Las nubes te sirven de carruaje y avanzas en alas del
viento. Usas como mensajeros a los vientos, y a los relámpagos, como
ministros. R.
Qué variadas son tus
obras, Señor! Todo lo hiciste con sabiduría, la tierra está llena de tus
criaturas! Allí está el mar, grande y dilatado, donde se agitan, en número
incontable, animales grandes y pequeños. R.
Todos esperan de ti
que les des la comida a su tiempo: se la das, y ellos la recogen; abres tu
mano, y quedan saciados. R.
Si escondes tu rostro,
se espantan; si les quitas el aliento, expiran y vuelven al polvo. Si
envías tu aliento, son creados, y renuevas la superficie de la tierra. R.
SEGUNDA LECTURA Tit 2, 11-14; 3, 4-7
Cristo Dios, se hizo visible e impartió
enseñanzas que pulen y elevan la vida: nos enseñó a seleccionar ideas y
costumbres. Señaló las virtudes, que cumplidas ennoblecen y dan
estabilidad. Su obra salvadora fue un gesto de bondad; no hay méritos para
jactarse, pero nace el compromiso de vivir con rectitud.
Lectura
de la carta del Apóstol san Pablo a Tito.
Querido hijo: La
gracia de Dios, que es fuente de salvación para todos los hombres, se ha
manifestado. Ella nos enseña a rechazar la impiedad y los deseos mundanos,
para vivir en la vida presente con sobriedad, justicia y piedad, mientras
aguardamos la feliz esperanza y la Manifestación de la gloria de nuestro
gran Dios y Salvador, Cristo Jesús. Él se entregó por nosotros, a fin de
librarnos de toda iniquidad, purificarnos y crear para sí un Pueblo elegido
y lleno de celo en la práctica del bien. Pero cuando se manifestó la bondad
de Dios, nuestro Salvador, y su amor a los hombres, no por las obras de
justicia que habíamos realizado, sino solamente por su misericordia, Él nos
salvó, haciéndonos renacer por el bautismo y renovándonos por el Espíritu
Santo. Y derramó abundantemente ese Espíritu sobre nosotros por medio de
Jesucristo, nuestro Salvador, a fin de que, justificados por su gracia,
seamos en esperanza herederos de la Vida eterna.
Palabra
de Dios.
ALELUYA Lc3, 16
Aleluya.
“Viene
uno que es más poderoso que yo”, dijo Juan Bautista; “El los bautizará en
el Espíritu Santo y en el fuego”. Aleluya.
EVANGELIO Lc 3, 15-16. 21-22
Era comprensible que muchos tuvieran una idea
confusa sobre la verdadera identidad del Bautista, ante su personalidad y
su predicación. Sin embargo, Juan no se equivocaba, sabía cuál era su rol y
su lugar. Él no era el Mesías, sino simplemente quien preparaba al pueblo
para la llegada de éste. El bautismo de Jesús es una nueva epifanía, porque
el Padre revela quién es el Hijo. No es sólo el Salvador, no es simplemente
un predicador, ni siquiera un líder religioso o político. Se trata del
mismo Hijo de Dios encarnado en la tierra.
Evangelio
de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Como el pueblo estaba
a la expectativa y todos se preguntaban si Juan Bautista no sería el
Mesías, él tomó la palabra y les dijo: “Yo los bautizo con agua, pero viene
uno que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de desatar la
correa de sus sandalias; El los bautizará en el Espíritu Santo y en el
fuego”. Todo el pueblo se hacía bautizar, y también fue bautizado Jesús. Y
mientras estaba orando, se abrió el cielo y el Espíritu Santo descendió
sobre El en forma corporal, como una paloma. Se oyó entonces una voz del
cielo: “Tú eres mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi
predilección”.
Palabra del Señor.
EL CREDO
Creo en Dios Padre todopoderoso. Creador del cielo y de la tierra. Y
en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por obra y
gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el
poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a
los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió a los
cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso; desde allí
ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de
los Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne, y la
vida eterna. Amén.
ORACIÓN DE LOS FIELES
A
cada intención, pedimos: Ayúdanos, Señor, a vivir nuestro bautismo.
· Para que todos
los bautizados en Cristo, amados de Dios y ungidos por el Espíritu Santo,
pasemos por el mundo haciendo el bien. Oremos.
· Para que
todos los hombres enfrentados por razones étnicas, políticas o religiosas,
comprendan que Dios no hace diferencia entre sus hijos. Oremos.
· Para que
los bautizados alejados de la Iglesia sientan que el Padre Dios los convoca
con amor. Oremos.
· Para que
nuestra comunidad acompañe con su testimonio de fe a los nuevos bautizados.
Oremos.
(Añadir
y/o sustituir intenciones dando lugar a otras que reflejen las necesidades
del momento y/o de la comunidad).
III. LITURGIA EUCARÍSTICA
Presentación de las Ofrendas: Después de
alimentarnos con la palabra de Dios, preparamos la mesa de la Eucaristía
presentando al Señor los dones de nuestra fe, expresada en generosas obras
de caridad.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Padre, los
dones que te presentamos al celebrar la manifestación de tu Hijo amado,
para que nuestra ofrenda se convierta en el sacrificio de Aquél que,
misericordiosamente, quiso lavar los pecados del mundo. Que vive y reina
por los siglos de los siglos.
PREFACIO
EL BAUTISMO DEL SEÑOR
En verdad es justo y
necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo
lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Tú quisiste expresar,
con signos admirables en el río Jordán, el misterio del nuevo bautismo,
para que, por tu voz celestial, se manifestase que tu Palabra habitaba
entre los hombres, y, por el Espíritu, que bajó en forma de paloma, se
reconociera que Cristo, tu servidor, había sido ungido con el óleo de la
alegría y enviado a evangelizar a los pobres.
Por eso, con los coros
celestiales, te alabamos en la tierra llenos de alegría, cantando sin
cesar:
Santo,
Santo, Santo...
RITO DE COMUNIÓN
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que
estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de
cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los
que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
LA PAZ
Señor Jesucristo, que
dijiste a tus apóstoles: “La paz os dejo, mi paz os doy”. No tengas en
cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia, y, conforme a tu
palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos
de los siglos. Amén.
CORDERO
Cordero de Dios, que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que
quitas el pecado del mundo, danos la paz.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Jn l,
32-34
Juan dio este
testimonio: yo lo he visto, y doy testimonio de que Él es el Hijo de Dios.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Alimentados con el pan
del cielo, te pedimos, Padre, que escuchemos con fidelidad a tu Hijo
unigénito y así nos llamemos y seamos verdaderamente hijos tuyos. Por el
mismo Jesucristo, nuestro Señor.
IV. RITO DE CONCLUSIÓN
BENDICIÓN
Canto
final: Somos bautizados. Formamos parte de la grana
familia de Dios. Con esa alegría, nos retiramos cantando.
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“Él los bautizará en el Espíritu Santo y en el
fuego”
Lucas 3, 15-16. 21-22
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1. LA FIGURA DEL BAUTISTA CAUSÓ UNA FORTÍSIMA
CONMOCIÓN EN ISRAEL.
Hasta Joséfo, historiador Judío, se hace
eco de ella, diciendo que Antipas “temió la grande autoridad de aquel
hombre.” Hubo un momento en que las gentes pensaron, ante aquella figura
ascética y profética que anunciaba la llegada inminente del Reino, si él
mismo no sería el Mesías. “Y este fue el testimonio de Juan, cuando los
judíos enviaron donde él desde Jerusalén sacerdotes y levitas a preguntarle:
¿Quién eres tú?” (Juan 1,19)
Es Lucas, de los evangelios sinópticos, el único que da la razón de
esta confesión de humildad del Bautista ante lo que era Cristo. El mismo
Sanedrín de Jerusalén le envió una representación para que dijese si era él
el Mesías: “¿Quién eres, pues, para que demos respuesta a los que nos han
enviado? ¿Qué dices de ti mismo?”
(Juan 1, 20). Y éste es el
momento, tanto en los sinópticos como en Juan, en que el Bautista declara
que él sólo es un “esclavo,” pues él no es digno de ejercer con El oficio
de los esclavos: “descalzarle.” Además, su bautismo es en “agua,” pero el
del Mesías es “en fuego.” Probablemente la forma primitiva es ésta, en
contraposición al bautismo externo de Juan. Por el “fuego,” purificador
profundo, se decía en la ley, se ejercían las grandes purificaciones
“rituales.” La forma “Espíritu Santo,” en oposición a “fuego,” puede ser ya
original de Lucas, pero posiblemente no lo fue en las primeras fuentes,
sino sólo en “fuego.”
Como Mt, pone la alegoría de la “era,” con lo que declara la
grandeza de Cristo en la obra de su Reino, como juez de los hombres, que da
destinos eternos. Esta función de juez de los hombres en el Antiguo
Testamento estaba reservada a Dios. Lucas presenta, a la hora de la
composición de su evangelio, a Cristo como Dios: Y todos verán la salvación
de Dios. (Lucas 3,6).
2.
DESPUÉS DE BAUTIZADO CRISTO, ESTABA “ORANDO
Lucas, como los otros evangelios sinópticos, relata el bautismo de
Cristo muy brevemente. Destaca que éste tiene lugar “cuando todo el pueblo
se bautizaba.” Pero la frase sólo tiene un sentido genérico: sucedió en
esos momentos. Lucas resalta que, cuando después de bautizado Cristo,
estaba “orando,” tiene lugar la teofanía. Es tema característico de Lucas.
Suele destacar este aspecto de Cristo antes de tomar grandes decisiones:
Sucedió que por aquellos días se fue él al monte a orar, y se pasó la noche
en la oración de Dios. (Lucas 6,12)
o “Y sucedió que mientras él estaba orando a solas, se hallaban con él los
discípulos y él les preguntó: ¿Quién dice la gente que soy yo?” (Lucas 9,12). La proclamación de la voz
del Padre, en esta perspectiva de Lucas, tiene el sentido de la filiación
divina.
3. “TÚ ERES MI HIJO MUY QUERIDO, EN QUIEN TENGO
PUESTA TODA MI PREDILECCIÓN”.
Apenas fue bautizado, Jesús salió del agua. En ese momento, se
abrieron los cielos, y vio al Espíritu de Dios descender como una paloma y
dirigirse hacia él. El Señor nos ha concedido el lavado del bautismo con la
inmersión de su cuerpo, y en ello nos ha demostrado que puede abrirnos las
puertas del cielo cuando recibimos el bautismo, y concedernos el Espíritu
Santo.
Y se oyó una voz del cielo que decía: “Tú eres mi Hijo muy querido,
en quien tengo puesta toda mi predilección”. La voz del Padre que baja del
cielo para proclamar a Cristo, en Mt se dirige al “pueblo,” en cambio, en
san Marco y en san Lucas se dirige a él (Jesús), mientras que en Juan esta
voz no aparece ni se dirige a nadie; solamente se da el descenso de la
“paloma” como “contraseña” a Juan de que Cristo es el Mesías. Él se
abrieron los cielos es un elemento escenográfico para dar lugar,
plásticamente, al paso de la paloma y a la “voz” del Padre. Al abrirse los
cielos, en el contexto penitencial del Bautista, indica que Dios baja para
iniciar el tiempo salvador prometido.
4. EN FORMA DE PALOMA O COMO UNA PALOMA.
Esta forma aparece en los tres sinópticos e incluso en Juan: Y Juan
dio testimonio diciendo: He visto al Espíritu que bajaba como una paloma
del cielo y se quedaba sobre él.
(Juan 1,32). La paloma aparece en la literatura bíblica y extra-bíblica simbolizando diversas cosas. Pero
sugerido por el pasaje de Génesis en el que el Espíritu de Dios se “cernía”
sobre las aguas, la paloma vino a ser símbolo del Espíritu Santo.
La voz del Padre. Esta proclama a Cristo Tú eres mi Hijo amado, en
ti me complazco. La frase la traen los tres sinópticos. Se dice que ese
Hijo es “el Amado” por excelencia. “El Amado no indica que Jesús sea el
primero entre los iguales, sino que indica una ternura especial; en el
Antiguo Testamento, se dice que no hay gran diferencia entre “amado” y
“único”. Es muy probable que aquí “el Amado” pueda ser equivalente del
“Único,” o mejor, del “Unigénito,” puesto que habla el Padre. En el Nuevo
Testamento, ese término se reserva al Mesías.
El “en ti me complazco” Es el gozo del Padre en su Hijo encarnado,
en su Mesías.
5. EL MISTERIO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD SE
DEMUESTRA EN EL BAUTISMO.
El misterio de la Santísima Trinidad se demuestra en el bautismo.
Jesucristo (el Hijo), es bautizado, el Espíritu Santo baja en forma de
paloma y se oye la voz del Padre, dando testimonio del Hijo. Aunque el
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo sean una misma naturaleza. El Padre,
quien dijo, “Tú eres mi Hijo amado”, el Hijo, sobre quien se oye la voz del
Padre; y el Espíritu Santo, quien aparece en forma de paloma sobre el Hijo
bautizado.
Dice San Agustín: Esta obra es la de toda la Trinidad. El Padre, el
Hijo y el Espíritu Santo, existen en una misma esencia, sin diferencias de
tiempo ni de lugares. En estas palabras se distinguen el Padre, el Hijo y
el Espíritu Santo y no puede decirse que se presenten en una misma esencia.
En cuanto a lo que se dice visiblemente en las sagradas letras, aparecieron
separadamente en cuanto a los espacios que cada persona ocupaba. Desde
luego se sabe que la Santísima Trinidad se conoce en sí misma inseparable,
pero se puede mostrar separadamente por medio de aspectos materiales. Que
sea sólo la voz propia del Padre, se demuestra por las palabras que dijo:
Este es mi Hijo.
El Padre, pues, ama al Hijo, como un buen padre, por eso dice; en
ti me complazco. Este es mi Hijo Amado, para que se indicase especialmente
a aquellos que oían, que Aquél mismo era el Hijo de Dios.
El Señor les Bendiga
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
BAUTISMO DEL SEÑOR, CICLO C
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