MISA
DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS
"La Eucaristía es
fuente y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)

Página de Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
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La edición de la Misa Diaria, Reflexión Bíblica, Lectio Divina
y Santoral es las más antigua de Internet, comenzó en el año 1998.
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01-01-2025
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Edición Nº 9.922
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LITURGIA DE LAS HORAS
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1 DE ENERO,
SANTA MARIA, MADRE DE DIOS
‘Cuando se cumplió el tiempo establecido,
Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer y sujeto a la Ley, para redimir a los
que estaban sometidos a la Ley
y hacernos hijos adoptivos” (Gál 4, 4-5). En este texto san Pablo nos
recuerda el acontecimiento salvífico primordial: una mujer, la Virgen
María, acoge en su persona y en su cuerpo al Salvador del mundo, el
Príncipe de la paz. Sólo ella sabía que el hijo engendrado en su seno era
el mismo Hijo del Dios vivo. El Padre quiso confirmar la profunda fe de
María en la
Encarnación con acontecimientos extraordinarios, como
revelación del Ángel a san José, la presencia de los ángeles en Belén, la
visita de los pastores, la llegada de los reyes magos... Acontecimientos
que ella meditaba en su corazón para afianzar su fe, que luego fue puesta a
prueba en la persecución a muerte contra Jesús por parte de Herodes, la
consiguiente huida a Egipto, y al fin la pasión y muerte. La Madre del Hijo de Dios
está sujeta al sufrimiento como si ese Hijo suyo no fuera Dios, como si él
no tuviera poder para defenderse. Ejemplo clarificador para nosotros,
cuando, a pesar de acoger a Dios en nuestra vida e incluso esforzarnos por
darlo a los demás como ella, también nos suceden contratiempos que parecen
demostrar la ausencia y desinterés de Dios. Sólo una fe fuerte, a imitación
de María, nos puede mantener firmes y en paz, con la seguridad de que Dios
realiza en nosotros su plan redentor, transformando nuestro sufrimiento en
fuente de salvación y de vida eterna para nosotros y para otros, aunque
parezca una contradicción.
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ANTÍFONA DE ENTRADA
¡Salve,
santa Madre!, Virgen, Madre del Rey, que gobierna para siempre el cielo y
la tierra.
O bien: Cfr. Is 9, 2. 6; Lc 1, 33
Hoy
brillará la luz sobre nosotros porque nos ha nacido el Señor. Y será
llamado el Admirable, Dios, Príncipe de la paz, Padre del tiempo futuro, y
su Reino no tendrá fin.
ORACIÓN COLECTA
Dios
nuestro, que por la fecunda virginidad de María, otorgaste al género humano
la gracia de la eterna salvación, concédenos experimentar la intercesión de
aquélla por quien recibimos al Autor de la Vida, nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
es Dios y vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
por los siglo y los siglos.
PRIMERA LECTURA Núm 6, 22-27
Lectura del libro de los
Números.
El
Señor dijo a Moisés: “Habla en estos términos a Aarón y a sus hijos: Así
bendecirán a los israelitas. Ustedes les dirán: «Que el Señor te bendiga y
te proteja. Que el Señor haga brillar su rostro sobre ti y te muestre su
gracia. Que el Señor te descubra su rostro y te conceda la paz». Que ellos
invoquen mi Nombre sobre los israelitas, y Yo los bendeciré”.
Palabra de Dios.
COMENTARIO; “¡Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo!” Es el
tradicional saludo que corre de boca en boca o en cada tarjeta o llamada
telefónica que recibimos. También los sacerdotes de Israel saludaban al
pueblo, en la fiesta judía de Año Nuevo, pronunciando una bendición.
Bendecir es desear la felicidad a aquellos que la buscan y anunciar que el
animador de esta búsqueda no puede ser otro en nosotros que el Espíritu de
Dios.
Invoquemos,
pues, con María, el nombre de Dios y recibamos de él bendiciones y
prosperidad durante este nuevo año.
SALMO Sal 66, 2-3. 5-6. 8
R. El Señor tenga piedad y nos
bendiga.
El Señor
tenga piedad y nos bendiga, haga brillar su rostro sobre nosotros, para que
en la tierra se reconozca su dominio, y su victoria entre las naciones. R.
Que
canten de alegría las naciones, porque gobiernas a los pueblos con justicia
y guías a las naciones de la tierra. El Señor tenga piedad y nos bendiga.
R.
¡Que
los pueblos te den gracias, Señor, que todos los pueblos te den gracias!
Que Dios nos bendiga, y lo teman todos los confines de la tierra. R.
SEGUNDA LECTURA Gál 4, 4-7
Lectura de la carta del Apóstol
san Pablo a los cristianos de Galacia.
Hermanos:
Cuando se cumplió el tiempo establecido, Dios envió a su Hijo, nacido de
una mujer y sujeto a la Ley,
para redimir a los que estaban sometidos a la Ley y hacernos hijos
adoptivos. Y la prueba de que ustedes son hijos, es que Dios infundió en
nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama a Dios llamándolo:
¡Abbá!, es decir, ¡Padre! Así, ya no eres más esclavo, sino hijo, y por lo
tanto, heredero por la gracia de Dios.
Palabra de Dios.
COMENTARIO; Difícilmente se puede hallar un resumen
más conciso y preciso sobre el misterio de la Encarnación que el que nos
presenta san Pablo hoy: “Dios envió a su Hijo, nacido de mujer”, para
hacernos sus hijos y poder llamarle: “¡Padre!”. El Concilio Vaticano II, en
su exposición sobre la “bienaventurada Virgen María, Madre de Dios en el
misterio de Cristo y de la Iglesia” (cf. LG, 52), asume estas palabras del
Apóstol, que luego, Juan Pablo II, las hace suyas, ya sea para hablar
“sobre el significado que María tiene en el misterio de Cristo y sobre su
presencia activa y ejemplar en la vida de la Iglesia” (cf. RM, 1). O cuando
se expresa sobre “el misterio de la Encarnación redentora del Verbo de
Dios” (cf. TMA, 1).
ALELUYA Heb 1, 1-2
Aleluya. Después de haber hablado a nuestros
padres por medio de los Profetas, en este tiempo final, Dios nos habló por
medio de su Hijo. Aleluya.
EVANGELIO Lc 2, 16-21
Evangelio de nuestro Señor
Jesucristo según san Lucas.
Los
pastores fueron rápidamente adonde les había dicho el Ángel del Señor, y
encontraron a María, a José y al recién nacido acostado en el pesebre. Al
verlo, contaron lo que habían oído decir sobre este niño, y todos los que
los escuchaban quedaron admirados de lo que decían los pastores. Mientras
tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón. Y los
pastores volvieron, alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían
visto y oído, conforme al después, llegó el tiempo de circuncidar al niño y
se le puso el nombre de Jesús, nombre que le había sido dado por el ángel
antes de su concepción.
Palabra del Señor.
COMENTARIO:
“Los pastores fueron corriendo y encontraron a
María, a José y al Niño acostado en el pesebre”. He aquí el gran misterio
revelado: Dios hecho hombre es mostrado a los más humildes y sencillos. Y
de la forma más natural y familiar: un niño recién nacido, contemplado por
su padre adoptivo y su madre biológica. Es un acontecimiento sencillo para
contemplar y escuchar como buena noticia, profundo para pensar como María
que lo conservaba todo en su corazón.
Este evangelio tiene ya un cierto
sabor pascual. Aquí como en el libro de los Hechos (2, 47), los creyentes,
en este caso los pastores, comparten la buena noticia, “glorificando y
alabando a Dios por todo lo que habían visto y oído”.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor
de bondad, que eres el origen y la perfección de todo lo bueno, concede a
quienes nos alegramos en esta solemnidad de la santa Madre de Dios, que así
como nos gloriamos de las primicias de tu gracia, nos gocemos también de su
plenitud. Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Heb 13, 8
Jesucristo
es el mismo ayer y hoy, y lo será para siempre.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor,
hemos recibido con alegría los sacramentos celestiales; que ellos nos
aprovechen para la vida eterna, ya que nos gloriamos de proclamar a la
siempre Virgen María como Madre de tu Hijo y Madre de la Iglesia. Por
Jesucristo nuestro Señor.
BENDICIÓN SOLEMNE
V.
El Dios que en su providencia amorosa quiso salvar al género humano por el
fruto bendito del seno de la Virgen María, los colme de sus bendiciones.
R.
Amén.
V.
Que los acompañe siempre la protección de la Virgen, por quien han
recibido al Autor de la vida. R. Amén.
V.
Y a todos ustedes, reunidos hoy para celebrar con devoción a la Virgen María,
el Señor les conceda la alegría del Espíritu y los bienes de su reino. R.
Amén.
V.
Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo † y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes. R. Amén.
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REFLEXIÓN
BÍBLICA
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“y encontraron a María, a José
y al recién nacido acostado en el pesebre”
Lc 2, 16-21
Autor:
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1.
LOS
PASTORES FUERON RÁPIDAMENTE ADONDE LES HABÍA DICHO EL ÁNGEL DEL SEÑOR
Los pastores fueron rápidamente
adonde les había dicho el Ángel del Señor, y encontraron a María, a José y
al recién nacido acostado en el pesebre.
El tema de la lectura es una reflexión posterior sobre el misterio de
la encarnación. Los pastores van a la gruta de Belén, encuentran al Niño en
el pesebre y, luego de adorarlo, refieren el hecho y todos quedan
maravillados. Después se vuelven a sus rebaños en la alegría y la alabanza
por la extraordinaria experiencia vivida. Pasados los ocho días del
nacimiento del Niño, fue celebrado el rito de la circuncisión, mediante el
cual él entró a formar parte del pueblo elegido (cf. Gn 17,2-17) y se le
impuso el nombre “Jesús”, que quiere decir: “Dios salva” (Cf. Mt 1,21).
Ante todos estos acontecimientos María conserva todo en su corazón y medita
todas estas cosas, dándoles el justo sentido: “María conservaba estas cosas
y las meditaba en su corazón”
2.
MARÍA
ADOPTA LA POSTURA DEL VERDADERO CREYENTE
María aparece así como la Madre
que sabe interpretar los hechos del Hijo. Hay, pues, diversas actitudes que
se pueden asumir ante el Cristo: la búsqueda pronta y gozosa de los
pastores, el asombro y la alabanza de aquellos que intervienen en el hecho,
el relato a otros de la experiencia vivida.
Para el evangelista sólo María
adopta la postura del verdadero creyente, porque ella sabe guardar con
sencillez lo que escucha y meditar con fe lo que ve, para ponerlo todo en
su corazón y transformar en plegaria la salvación que Dios le ofrece.
3.
ENTRE
LOS PASTORES HABÍA ALMAS SENCILLAS.
Los pastores que estaban por
esa fecha en Belén, eran hombres que guardaban sus ganados de ladrones y
animales de rapiña. Estos pastores no eran de Belén, ello estaban por un
pastoreo estacional en el que el ganado se traslada desde las zonas de
pastos de invierno a las de verano y viceversa, ya que el ganado de las
gente del pueblo los volvían a la noche a sus establos, mientras que los de
los nómadas suelen estar allí hasta las primeras lluvias, que pueden venir
de mediados de noviembre a mediados de enero.
Los pastores no gozaban de
buena fama, pues se los tenía por “ladrones”. Un fariseo temería comprarles
lana o leche por temor a que proviniesen del robo. Pero, si éste era el
concepto, real o ficticio, debía de haber también entre ellos almas
sencillas, como las de estos pastores.
4.
INESPERADAMENTE,
SE LES APARECIÓ “UN ÁNGEL DEL SEÑOR.”
Al mismo tiempo, el evangelista
dice que “la gloria del Señor” los rodeó iluminándolos”. Es una teofanía,
es decir, manifestación de la divinidad a las personas. Al rodearlos de su
luz, ellos se asustaron, esto es lo que se entiende al decir que “temieron
grandemente.” Era el temor ante la presencia de Dios, que así acreditaba al
ángel y su anuncio: el hallarse encarnado en Belén.
El anuncio del ángel es el
Evangelio: la Buena
Nueva, la
Buena Nueva mesiánica. Les anuncia a ellos esta nueva,
pero “es para todo el pueblo.” El “pueblo” que aquí se considera es
directamente Israel. Es el vocabulario del A.T., y el pueblo a quien se
había prometido que en él nacería el Mesías.
5.
“GLORIA
A DIOS EN LAS ALTURAS, Y EN LA TIERRA PAZ A LOS HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD.”
“Hoy os ha nacido en la ciudad
de David,” Belén, donde según Miqueas (5:2), había de nacer el Mesías, un
niño, “Un Salvador”.
Es el “Cristo”, es decir, el “Ungido,”
el Mesías. Y este Cristo es “el Señor”.
Los pastores comprendieron que
el Mesías había llegado. “Los pobres son evangelizados.” Y se les dio una
“señal” para encontrarlo. El Mesías no había nacido en un palacio, ni con
el esplendor humano, ni esperado con pompa, había nacido en un establo, en un
pesebre. Y el hecho de estar reclinado en un “pesebre” les indicaba que no
había que buscarlo entre los habitantes de Belén, ya que allí habría nacido
en una casa.
Terminado el anuncio del ángel,
se juntó con él, allí en el campo de los pastores, “una multitud del
ejército celestial,” es decir, de ángeles. Ya en el libro de Daniel (7:10)
se habla de una multitud casi infinita de ellos, lo mismo que aparecen en la Escritura “alabando
a Dios” (Sal 148:2; Job 38:7). Todo este coro entona allí una alabanza a
Dios, diciendo: “Gloria a Dios en
las alturas, Y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad.”
6.
LOS
PASTORES GLORIFICARON A DIOS POR LA OBRA QUE LES HIZO.
El sentido del cántico es la
glorificación que tiene Dios, que se lo supone viviendo en el cielo, al
comenzar la obra redentora, con el Mesías en la tierra, y por lo cual se
sigue la “paz,” que para el judío es la suma de todos los bienes, y aquí es
la suma de todos los bienes mesiánicos, que se van a dispensar a los
hombres de “buena voluntad.” para aquellos que van a tomar partido por
Cristo cuando aparezca en su vida pública, como “señal de contradicción.”
Los pastores fueron con
rapidez. A media hora de camino estaba Belén. El “signo” se cumple al
encontrar lo que los ángeles les anunciaron. Los pastores, aquellos días
fuertemente impresionados, lo divulgaron, y la gente se “maravilló.” Los
pastores glorificaron a Dios por la obra que les hizo.
Lucas en todo caso, destaca la
firmeza de “todas estas cosas” en el corazón de María, “confrontándolas,”
“comparándolas,” meditándolas.” Era María que observaba, admirada, el modo
como Dios iba preparando y realizando la obra de su Hijo, el Mesías.
7.
LA
CIRCUNCISIÓN ERA EL SIGNO DE INCORPORACIÓN AL PUEBLO DE ISRAEL
Cuando se hubieron cumplido los
ocho días para circuncidar al Niño, le dieron por nombre Jesús, impuesto
por el ángel antes de ser concebido en el seno.
La circuncisión era el signo de
incorporación al pueblo de Israel. Tenía lugar al octavo día del nacimiento
y dispensaba el reposo sabático. El rito no era de oficio sacerdotal y
podía realizarlo cualquier persona. Podía realizarse en casa o en la sinagoga,
ante diez testigos. Al hacerse la circuncisión se pronunciaba una fórmula,
ya hecha, de bendición a Dios. En la época neotestamentaria solía imponerse
en este día el nombre al niño (Gen 17:5-15). Era la incorporación real y
nominal a Israel. José, de acuerdo con María, debió de ser el que le impuso
el nombre. Ya el ángel lo había anunciado. Y se le llamó Jesús, forma
apocopada de Yehoshúa: “Yahvé salva.” Era la misión salvadora que tenía (Mt
1:21). Y con la dolorosa circuncisión, Cristo derramó ya la primera sangre
redentora.
La paz del Señor viva en sus corazones
El Señor les Bendiga
Pedro Sergio Antonio Donoso
Brant
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PARA LA LECTIO DIVINA (3)
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“MARÍA GUARDABA TODOS ESOS RECUERDOS Y LOS
MEDITABA EN SU CORAZÓN”
De nuevo se proclama en
la liturgia el evangelio de la misa de la aurora de Navidad, con el añadido
del y. 21 referente a la circuncisión de Jesús. El tema de la lectura es
una reflexión posterior sobre el misterio de la encarnación. Los pastores
van a la gruta de Belén, encuentran al Niño en el pesebre y, luego de
adorarlo, refieren el hecho y todos quedan maravillados. Después se vuelven
a sus rebaños en la alegría y la alabanza por la extraordinaria experiencia
vivida.
Pasados los ocho días
del nacimiento del Niño, fue celebrado el rito de la circuncisión, mediante
el cual él entró a formar parte del pueblo elegido (cf. Gn 17,2-17) y se le
impuso el nombre «Jesús», que quiere decir: «Dios salva» (ef. Mt 1,21).
Ante todos estos acontecimientos María conserva todo en su corazón y medita
todas estas cosas, dándoles el justo sentido: «María guardaba todos esos
recuerdos y los meditaba en su corazón» (y. 19). María aparece así como la Madre que sabe
interpretar los hechos del Hijo.
Hay, pues, diversas
actitudes que se pueden asumir ante el Cristo: la búsqueda pronta y gozosa
de los pastores, el asombro y la alabanza de aquellos que intervienen en el
hecho, el relato a otros de la experiencia vivida. Para el evangelista sólo
María adopta la postura del verdadero creyente, porque ella sabe guardar
con sencillez lo que escucha y meditar con fe lo que ve, para ponerlo todo
en su corazón y transformar en plegaria la salvación que Dios le ofrece.
“LA
JORNADA DE LA
PAZ” EN NOMBRE DE MARÍA, MADRE DE DIOS Y MADRE DE LA IGLESIA.
Desde hace varios años,
el primer día del año civil se celebra en todo el mundo “la jornada de la
paz” en nombre de María, madre de Dios y madre de la Iglesia. La paz (=
Shalom) es el don mesiánico por excelencia que Jesús resucitado ha traído a
sus discípulos (cf. Jn 20,19- 21); es la salvación de los hombres y la
reconciliación definitiva con Dios. Pero la paz de Cristo es también la paz
del hombre, rica en valores humanos, sociales y políticos, que encuentra su
fundamento, para decirlo con la
Facem in terris de Juan XXIII, en las condiciones de
verdad, de justicia, de amor y de libertad, que son los cuatro pilares
sobre los que se erige el edificio de la paz.
La constante bendición
de Dios en la primera alianza, la acción de Cristo realizada en favor de
toda la humanidad y de cada uno de sus componentes, el mismo nombre
impuesto a Jesús, que evoca su misión de salvador, todos son hechos
orientados en la línea de la paz, de la alianza, de la fraternidad. Dios no
ha creado al hombre para la guerra, sino para la paz y la fraternidad. El
mal en todas sus múltiples formas se contrarresta sólo con una constante
educación en la paz. Aquella paz que la Virgen María,
Reina de la paz, nos puede obtener del Padre: la Shalom bíblica viene de
Dios y está ligada a la justicia. La raíz de la paz, no obstante, reside en
el corazón del hombre, esto es, en el rechazo de la idolatría, porque no
hay paz sin verdadera conversión, no hay paz sin tensiones (cf. Mt 10,34).
La paz de Cristo no es como la del mundo, porque la de Cristo exige que nos
alejemos de la mentalidad mundana. Con la venida de Cristo la paz nos ha
sido ofrecida a cada uno de nosotros, porque brota del corazón de Dios, que
es amor.
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ORACION (3)
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REZAMOS VOLVIENDO LA MIRADA HACIA
MARÍA
Al inicio de este nuevo
año, Señor, te rezamos volviendo la mirada hacia María, a la que, siendo la
madre de tu Hijo y madre nuestra, puede hacer posible la civilización del
amor y de la paz para toda la humanidad.
Primeramente te
queremos agradecer el don precioso de María: tú la elegiste, como flor
incomparable y preciosa de la humanidad, para que Jesús pudiera venir a
nosotros a traemos tu Palabra de vida, a darnos el Espíritu Santo
consolador de los corazones y para que nos pudiéramos dirigir a ti
llamándote Padre. Haznos capaces de seguir los caminos del evangelio de la
paz, como ha caminado María en su peregrinaje terreno, viviendo en el
silencio y oculta en el hogar doméstico, permaneciendo abiertos al anuncio de
la “alegre noticia” que nos ha traído tu Hijo, sabiendo afrontar las
pruebas de la vida con humildad y fe profundas, y confiando en ti en la
hora de nuestro retomo a la casa del Padre donde tú nos esperas.
Te rogamos
de modo especial por la paz del mundo, convencidos de que es un deber de
todos conocer los problemas que están detrás de las graves divisiones
actuales para compartir y sostener todo camino y toda propuesta de paz y de
justicia. Suscita gobernantes y hombres de paz que sepan actuar de manera
que el desarrollo sea posible a todas las gentes por igual, y que la
solidaridad sea tal que los países ricos prevean intervenciones capaces de
elevar económicamente incluso a los países más pobres. Pero haz capaz a
cada hombre de comprender que la auténtica paz y la verdadera felicidad
vienen de ti, que eres el Dios de la paz.
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FUENTES DE LA PAGINA
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La
Pagina de
la Misa Diaria,
esta preparada y es enviada por Pedro S. A. Donoso Brant ocds, desde
Santiago de Chile, como un servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor
Jesucristo y por la
Iglesia. Les ruego su oración, para que pueda mantenerse
este servicio y subsidio, dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.
Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo
“Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario
de la Palabra,
utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o Biblia de
Jerusalén (SBJ),
(3)
Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio
Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de
Santa M. Magdalena ocd,
(4) Santoral preparado por la Parroquia de la
Sagrada Familia de Vigo.
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