MISA DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
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27 años en
Internet
La edición
de la Misa Diaria, Reflexión Bíblica, Lectio Divina y Santoral es las más
antigua de Internet, comenzó en el año 1998.
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01-04-2025
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Edición Nº 10.010
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LITURGIA DE LAS HORAS
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MARTES
CUARTA SEMANA DE CUARESMA
ANTÍFONA DE ENTRADA Cf. Is 55, 1
Dice el Señor: Vengan a beber, ustedes, los
que tienen sed; y los que no tengan dinero, vengan y beban con alegría
ORACIÓN COLECTA
Te pedimos, Padre, que las venerables
prácticas de este tiempo cuaresmal dispongan el corazón de tus fieles y así
celebren dignamente el misterio pascual y anunciar a todos los hombres el
mensaje de tu salvación. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de
los siglos.
LECTURA Ez 40, 1-3; 47, 1-9. 12
Lectura
de la profecía de Ezequiel.
La mano del Señor descendió sobre mí y me
llevó a la tierra de Israel. Allí vi a un hombre que por su aspecto parecía
de bronce. El hombre me llevó a la entrada de la Casa del Señor y vi que
salía agua por debajo del umbral de la Casa, en dirección al oriente,
porque la fachada de la Casa miraba hacia el oriente. El agua descendía por
debajo del costado derecho de la Casa, al sur del altar. Luego me sacó por
el camino de la puerta septentrional, y me hizo dar la vuelta por un camino
exterior, hasta la puerta exterior que miraba hacia el oriente.
Allí vi que el agua fluía por el costado
derecho. Cuando el hombre salió hacia el este, tenía una cuerda en la mano.
Midió quinientos metros y me hizo caminar a
través del agua, que me llegó a los tobillos. Midió otros quinientos metros
y me hizo caminar a través del agua, que me llegó a las rodillas. Midió
otros quinientos metros y me hizo caminar a través del agua, que me llegó a
la cintura.
Luego midió otros quinientos metros, y ya
era un torrente que no pude atravesar, porque el agua había crecido: era un
agua donde había que nadar, un torrente intransitable. El hombre me dijo:
“¿Has visto, hijo de hombre?”, y me hizo volver a la orilla del torrente.
Al volver, vi que a la orilla del torrente, de uno y otro lado, había una
inmensa arboleda. Entonces me dijo: “Estas aguas fluyen hacia el sector
oriental, bajan hasta la estepa y van a desembocar en el Mar. Se las hace
salir hasta el Mar, para que sus aguas sean saneadas. Hasta donde llegue el
torrente, tendrán vida todos los seres vivientes que se mueven por el suelo
y habrá peces en abundancia. Porque cuando esta agua llegue hasta el Mar,
sus aguas quedarán saneadas, y habrá vida en todas partes adonde llegue el
torrente. Al borde del torrente, sobre sus dos orillas, crecerán árboles
frutales de todas las especies. No se marchitarán sus hojas ni se agotarán
sus frutos, y todos los meses producirán nuevos frutos, porque el agua sale
del Santuario. Sus frutos servirán de alimento y sus hojas de remedio”.
Palabra
de Dios.
COMENTARIO: El libro
de Ezequiel está lleno de imágenes y símbolos. Es necesario, entonces,
reconocer que en este texto, el agua que fluye es símbolo de vida. Esa agua
la proporciona Dios, y se trata de la restauración del pueblo de Israel.
Cuando el pueblo sea restaurado y recupere la vida que Dios mismo le dará,
entonces se transformará también él en fuente de vida para los otros
pueblos.
SALMO Sal 45, 2-3. 5-6. 8-9
R. ¡El Señor está con nosotros!
El Señor es nuestro refugio y fortaleza,
una ayuda siempre pronta en los peligros. Por eso no tememos, aunque la
tierra se conmueva y las montañas se desplomen hasta el fondo del mar. R.
Los canales del Río alegran la Ciudad de
Dios, la más santa Morada del Altísimo. El Señor está en medio de ella:
nunca vacilará. Él la socorrerá al despuntar la aurora. R.
El Señor de los ejércitos está con
nosotros, nuestro baluarte es el Dios de Jacob. Vengan a contemplar las
obras del Señor, él hace cosas admirables en la tierra. R.
VERSÍCULO Sal 50, 12. 14
Crea en mí, Dios mío, un corazón puro, y
devuélveme la alegría de tu salvación.
EVANGELIO Jn 5, 1-3. 5-18
Evangelio
de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Se celebraba una fiesta de los judíos y
Jesús subió a Jerusalén. Junto a la puerta de las Ovejas, en Jerusalén, hay
una piscina llamada en hebreo “Betsata”, que
tiene cinco pórticos. Bajo estos pórticos yacía una multitud de enfermos,
ciegos, lisiados y paralíticos. Había allí un hombre que estaba enfermo
desde hacía treinta y ocho años. Al verlo tendido, y sabiendo que hacía
tanto tiempo que estaba así, Jesús le preguntó: “¿Quieres sanarte?”. Él
respondió: “Señor, no tengo a nadie que me sumerja en la piscina cuando el
agua comienza a agitarse; mientras yo voy, otro desciende antes”.
Jesús le dijo: “Levántate, toma tu camilla
y camina”. En seguida el hombre se sanó, tomó su camilla y empezó a
caminar.
Era un sábado, y los judíos dijeron
entonces al que acababa de ser sanado: “Es sábado. No te está permitido
llevar tu camilla”. Él les respondió: “El que me sanó me dijo: - Toma tu
camilla y camina -. Ellos le preguntaron: “¿Quién es ese hombre que te dijo:
«Toma tu camilla y camina»?”. Pero el enfermo lo ignoraba, porque Jesús
había desaparecido entre la multitud que estaba allí. Después, Jesús lo
encontró en el Templo y le dijo: “Has sido sanado; no vuelvas a pecar, de
lo contrario te ocurrirán peores cosas todavía”. El hombre fue a decir a
los judíos que era Jesús el que lo había sanado. Ellos atacaban a Jesús,
porque hacía esas cosas en sábado. Él les respondió: “Mi Padre trabaja
siempre, y yo también trabajo”. Pero para los judíos ésta era una razón más
para matarlo, porque no sólo violaba el sábado, sino que se hacía igual a
Dios, llamándolo su propio Padre.
Palabra
del Señor.
COMENTARIO: La
tradición popular otorgaba a las aguas de la piscina llamada «Betsata» propiedades curativas, por lo que mucha gente
acudía a ella. Ante el hombre del relato,
que no podía beneficiarse de esta agua porque su mal lo tenía
absolutamente atado, Jesús reemplaza el ritual popular con el poder de su
palabra, que es también palabra de salvación.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te ofrecemos, Señor, los dones que tú mismo
nos diste; que sean para nosotros prueba de tu providencia en esta vida
mortal y remedio eficaz para la inmortalidad. Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Sal 22, 1-2
El Señor es mi Pastor, nada me puede
faltar. En praderas cubiertas de verdor, él me hace descansar y me conduce
a las aguas tranquilas.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Padre de bondad, purifica nuestros
corazones y renuévalos con tus sacramentos, para que también nuestro cuerpo
encuentre en ellos la fuerza para la vida presente y germen de su vida
inmortal. Por Jesucristo nuestro Señor.
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REFLEXIÓN BÍBLICA
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“Levántate, toma tu camilla y camina”.
Jn
5, 1-3a.5-18
Autor:
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1. YACÍA
UNA MULTITUD DE ENFERMOS, CIEGOS, LISIADOS Y PARALÍTICOS
Se
celebraba una fiesta de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Jesús “subió”
a Jerusalén dado que está a unos 750-800 metros de
altura, de cualquier parte que se vaya hay que “subir.” Además, este
término se vino a hacer usual para indicar los viajes a la Ciudad Santa en
las tres grandes fiestas de peregrinación preceptuadas en la Ley. Se trataría, en esta lectura, de una
“fiesta” de las tres principales que se celebraban en Jerusalén: Pascua,
Pentecostés o Tabernáculos, y a las que todo varón israelita debía
presentarse en el templo (Ex 23:14-17; 34:23ss; Dt 16:16). En todo caso no
se precisa cual, porque dice “una
fiesta de los judíos”.
San
Juan, describe un baño público o piscina llamada en hebreo “Betsata”, que estaba situada “junto a la (puerta)
Probática,” y cuya piscina “tenía cinco pórticos,” es decir, lugar
cubierto, cuya techumbre está sostenida por columnas, dejando el resto
descubierto. En estos pórticos yacía habitualmente una “multitud” de enfermos,
dice el Evangelio; “Bajo estos pórticos yacía una multitud de enfermos,
ciegos, lisiados y paralíticos” Esta multitud de enfermos no iba allí como
a un lugar de cita o entretenimiento: los llevaba una esperanza de
curación. “Esperaban el movimiento del agua.” Pensemos que eran aguas termales, que se
agitaban porque el chorro produjese ebullición y movimiento del agua, y al
ingreso a ella, tuviese propiedades curativas.
Nos
imaginamos la escena de aquella piscina pública llena de enfermos. Era una
verdadera “multitud” de ellos la que estaba allí expectante ante el
movimiento de aquellas aguas. Había entre ellos un hombre que llevaba
enfermo treinta y ocho años. No dice el texto que estuviese allí los
treinta y ocho años, aunque será lo más probable suponer que llevase allí,
en las horas permitidas, ya mucho tiempo. La esperanza de su curación había
de llevarle casi instintivamente allí, como a tantos otros.
2. JESÚS, DESCUBRE ENTRE LA MULTITUD A UN ENFERMO
No dice
el evangelista la enfermedad que padeciese. Sólo dice que estaba allí en
una camilla. Parece, pues, que se trataba de una forma más o menos
acentuada de parálisis, pues no podía valerse totalmente, sino con gran
dificultad, acaso arrastrándose. Jesús le ve, le mira en su camilla, y Al
verlo tendido, y supo
qué hacía mucho tiempo que estaba así enfermo. Esto pudo
saberlo Jesús por una información directa del enfermo. No obstante, la
impresión del texto parece ser que se trata del conocimiento natural de
Jesús de los hombres, y es lo que
parece sugerir cuando Jesús le encuentra, después de curado, en el templo y
le dice que no vuelva a pecar para que no le suceda cosa peor.
Entonces
Jesús, descubre entre la multitud a
un enfermo se para ante él, lo ve desamparado y necesitado de auxilio. Esto
es algo natural en Jesús, se fija en los desamparados, en los más
necesitados, en los imposibilitados y amorosamente los socorre. Conoce por
su ciencia sobrenatural el origen de su enfermedad, la duración de la
misma, porque la mirada de Jesús, penetra en lo
más íntimo del corazón y lo descubre todo. Así, fija en él los ojos de su
misericordia y le pregunta si quiere ser curado. Es una frase que iba
cargada de sentido. Todo enfermo desea curar; su simple presencia en
aquella piscina prodigiosa era una prueba de su deseo. Pero era esta
pregunta un modo de despertar su fe y levantarle la esperanza. Mas el
paralítico no piensa en una posibilidad de curación milagrosa por obra de
su interlocutor. Entendió, por la pregunta que le hizo, si ponía los medios
necesarios para obtener su curación en aquella piscina. Era su obsesión. Es
lo que le responde el paralítico.
3. LE
HABÍA LLEGADO EL TURNO DE LOS PRODIGIOS DE DIOS
A
este enfermo, así impedido para ensayar aquellos medios de hidroterapia, le
había llegado el turno de los prodigios de Dios. Estaba estancado en su
enfermedad para que en él se manifieste la gloria de Dios (Jn 9:3; 11:4).
Por eso le dijo Jesús: "Levántate, toma tu camilla y camina". En
seguida el hombre se sanó, tomó su camilla y empezó a caminar.”
Esta
curación va a traer un conflicto con los fariseos, porque, cuando Jesús
hizo este milagro, “era día de sábado.” La enseñanza del Génesis sobre el
séptimo día (Gen 2:2.3) fue la base de la prescripción del descanso de toda
obra en el día del sábado. Pero luego los rabinos añadieron a esta
legislación una serie tal de interpretaciones, prescripciones y
prevenciones tan casuísticas, que resultaban ridículas e inhumanas, yendo
así contra el mismo espíritu de la legislación.
Así,
entre otras muchas cosas, se prohibía frotar las manos (Mt 12:2), saltar,
encender la lámpara; se había limitado el número de pasos que se podían
andar (“camino de sábado”).; hasta se debía dudar en visitar a los
enfermos, y, llegándose al caso, hasta prohibir las curas que supusieran
algún movimiento de miembros; si se
desencajaba un pie, no se lo podía articular por nadie; ni estaba permitido
por su propio movimiento meterlos en agua; sólo se permitía lavarlos por
fuera, con lavado ordinario Y entre
los trabajos claves prohibidos en sábado estaba expresamente citado el
transportar un objeto de un lugar a otro.
4. "EL
QUE ME SANÓ ME DIJO: “TOMA TU CAMILLA Y CAMINA"
Por
eso, cuando los “judíos,” que en San Juan son frecuentemente los enemigos
de Jesús, y que aquí deben de ser los dirigentes, estrechos y mal intencionados ven
aquel enfermo curado, y posiblemente rodeado de gentes que presenciaron el
milagro, o que él mismo lo proclamaba con gestos y gritos de alegría, le
decían insistentemente y conminaban que no le era lícito llevar la
“camilla” en que había estado echado tanto tiempo.
Pero
la respuesta del paralítico curado fue contundente: "El que me sanó me
dijo: “Toma tu camilla y camina" No era una salida para librarse de
responsabilidades con los fariseos, disculpándose con la orden recibida;
era el buen sentido el que le hacía concluir, con lógica, la licitud de
aquella acción.
Jesús
no sólo lo cura, sino que además le manda llevarse su camilla, esto era
para que el milagro fuese patente y para salir por los fueros de la
caridad, contra la seca e inhumana casuística de los rabinos. También una
camilla para un pobre era un factor de sus bienes. Para la sutileza
rabínica era lícito transportar en sábado un enfermo acostado en una
camilla, pero no la camilla sola.
5. HAS
SIDO SANADO; NO VUELVAS A PECAR
Ellos
le preguntaron: "¿Quién es ese hombre que te dijo: “Toma tu camilla y
camina”? Pero el enfermo lo ignoraba, no conocía su fisonomía, porque estaba habitualmente
encerrado en los pórticos de la piscina Probática y porque Jesús había desaparecido entre la
multitud que estaba allí. Después, Jesús lo encontró en el Templo y le
dijo: "Has sido sanado; no vuelvas a pecar, de lo contrario te
ocurrirán peores cosas todavía". El milagro causó fuerte conmoción. El
paralítico curado debió de ir a los suyos, aunque algún celoso fariseo le
hubiese impedido ir con su camilla a cuestas. Después pasó un tiempo
indeterminado, que no debió de ser mucho. Y de una manera al parecer
casual, pero que era providencial, Jesús encontró en el templo al
paralítico curado, que había ido a la casa de Dios para agradecer el
beneficio. El curado no conocía a Jesús; es éste quien le encuentra y se da
a conocer.
El
hombre fue a decir a los judíos que era Jesús el que lo había sanado. Ellos
atacaban a Jesús, porque hacía esas cosas en sábado. Él les respondió:
"Mi Padre trabaja siempre, y yo también trabajo".
6. JESÚS
ESTARÁ AHÍ CON NOSOTROS
Jesús, garantiza la autoridad que tiene para
obrar así y expone
cómo el Hijo tiene toda su actuación en íntima unión con el Padre. Pero
para los judíos ésta era una razón más para matarlo, porque no sólo violaba
el sábado, sino que, además, se hacía igual a Dios, llamándolo su propio
Padre.
Jesús,
nos ha demostrado que él quiere curarnos, pero no lo hace hasta que
nosotros lo deseemos y se lo pidamos. ¿Cómo?, con la oración, porque el que
reza y le cuenta sus necesidades, con confianza y honestidad, recibirá su
ayuda. Es en ese minuto cuando nos damos cuenta como el Señor se
preocupa por nosotros. Muchos nos podrán abandonar y no nos prestaran
auxilio, pero Jesús
estará ahí con nosotros, a nuestro lado, con toda su bondad.
El
Señor les Bendiga
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
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PARA LA LECTIO DIVINA (3)
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"¿QUIERES CURARTE?".
Sentado en los límites de la esperanza, sin
poder comprometerse con la vida, desilusionado de los demás y con
frecuencia también de la religión: así es el hombre de hoy, de siempre, al
que Cristo viene a buscar allí donde se encuentra, paralizado por el
sufrimiento, el pecado o por distintas circunstancias. Jesús sencillamente
pregunta: "¿Quieres curarte?". Pregunta obvia, quizás, pero exige
una respuesta personal que renueva interiormente y hace sentir la gran
dignidad del hombre: su libertad y responsabilidad. Luego, sencillamente,
dice: "Levántate: echa a andar... ". No por medio de ritos vacíos
o por no sé qué agua milagrosa, sino por el poder de la Palabra de Dios que
recrea, rompe las ataduras que aprisionan. No es nada la parálisis del
cuerpo: hay ataduras mucho peores que atan el corazón al pecado. Por esta
razón, Cristo ha dejado a la Iglesia la eficacia de su Palabra y la gracia
que brota como un río de su costado abierto: agua viva del baño bautismal,
que regenera y renueva al pecador; agua viva de las lágrimas del
arrepentimiento, que suscita el Espíritu para absolver de todo vínculo de
culpa al penitente; sangre derramada por aquel que fue perseguido a muerte
por haber traído al mundo la salvación de Dios.
|
ORACION (3)
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Ven, Señor
Jesús a buscar a todo el que yace con el ánimo abatido, en la enfermedad de
sus miembros, en la desesperación del pecado oculto. Ven a buscarme también
a mí. Acércate a nosotros, oh Cristo, vuélvete a nosotros, uno por uno,
para que en cada uno resuene la pregunta: "¿Quieres curarte?".
Pídemelo también a mí. Ven a sumergirnos, Señor, en el profundo abismo de
tu amor, que brota de tu corazón abierto como un río y corre, inagotable y
potente, atravesando y renovando tiempos y espacios para desembocar en el
Eterno. Ya me purificaste en la fuente bautismal: haz que viva fielmente en
conformidad a los dones recibidos. Que pueda cada día cancelar las culpas
cometidas con el agua de mis lágrimas: que me abran a la gracia del perdón
nunca merecido, siempre humildemente implorado. Libre del pecado que me
inmoviliza en una existencia carente de sentido, que pueda caminar
anunciando que en ti todos pueden volver a encontrar la vida y sentirse
hermanos.
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FUENTES DE LA PAGINA
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La
Pagina de la Misa Diaria, esta
preparada y es enviada por Pedro S. A. Donoso Brant ocds,
desde Santiago de Chile, como un servicio de apostolado, amor por Nuestro
Señor Jesucristo y por la
Iglesia. Les ruego su oración, para que pueda mantenerse
este servicio y subsidio, dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.
Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo
“Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario
de la Palabra,
utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o Biblia de
Jerusalén (SBJ),
(3)
Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad
Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd
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