El joven al encuentro con Jesús

(Para grupos de oración)

P. Antonio Viguri Ugarte  ocd

 

 

INTRODUCCION

     “Maestro, ¿dónde vives?”

     “Venid y lo veréis” (Jn 1, 38-39)

Miles de jóvenes se están tomando muy en serio el “ir” y “ver” donde “vive” Jesús. Jóvenes que van descubriendo que Jesús dice la verdad. Que Jesús no defrauda. Que Jesús, lo que promete lo cumple. En una palabra, que Jesús merece la pena.

No lo tienen fácil. El ambiente les arrastra. La sociedad de consumo les bombardea. Los medios de comunicación les sugieren cosas maravillosas. La droga es una tentación a la evasión. El sexo se les presenta como un amor a corto plazo. Los mayores, con nuestras incoherencias, les desorientamos.

Me han pedido que escriba algo sobre la juventud y la oración. Y lo voy a intentar. No va a ser un estudio sobre la juventud y la oración. Más bien serán unas experiencias de mis años en contacto con la juventud y los grupos de oración.

Todo empezó el año 1975. Tuve que dejar la misión de Malawi por falta de salud. Allí se quedaron mis primeros años de sacerdocio, y me vine a España cargado de miedos ante unas perspectivas de apostolado tan diferentes.

El Señor quiso enviarme al apostolado de la juventud, precisamente al que más miedo tenía. Todavía me río recordando los principios. Sólo tenía buena voluntad y un poco de confianza en el Señor Jesús.

Los jóvenes me han enseñado muchas cosas: su corazón, sus inquietudes, sus rebeldías, su búsqueda, sus verdades y mentiras... Y me han enseñado que con ellos hay que comprometerse, hay que “mojarse”.

Recuerdo con cariño aquellas primeras convivencias en Pamplona, en Bilbao, en Larrea (Vizcaya), en diferentes colegios y casas de ejercicios y en los internados de las MM. Adoratrices y MM. Oblatas.

Horas y horas con chicos y chicas. De tú a tú, sin prisa. Recuerdo aquellas confesiones maravillosas que terminaban en lágrimas gozosas y en compromisos esperanzadores.

Recuerdo con cariño, con dolor y con esperanza aquellas convivencias, que normalmente duraban tres días. Algunos jóvenes tenían apenas 14 años. Otros estaban en la universidad.

Los recuerdo con cariño, porque tenían una primera experiencia fuerte con Jesús. Iban buscando algo o nada y algunos salían encontrando a Alguien, a Jesús.

Los recuerdo con dolor, porque no podía seguir ayudándoles, y muchos, a la primera desilusión que les venía, se desmoralizaban. Incluso más de uno se sentía traicionado. Y aquella semilla que caía entre piedras, se secaba y no producía fruto alguno.

Y los recuerdo con esperanza, porque de vez en cuando recibo carta de aquellos jóvenes que conocí hace doce o trece años y me cuentan que aquellas convivencias les han servido para mucho. Y aquel Jesús descubierto a los quince años les ha marcado positivamente en su vida joven.

En toda convivencia con jóvenes, en todo inicio de grupos de oración, me ha preocupado el después. El cómo continuar, el cómo mantener a esos jóvenes en la experiencia primera con Jesús para que fuera evolucionando en su seguimiento Unas convivencias, unos ejercicios espirituales, un grupo que no tenga un seguimiento, puede ser, y de hecho lo es, un fraude para la juventud. Por eso hemos de ser muy prudentes y mirar al futuro antes de iniciar encuentros de todo tipo o grupos de oración con los jóvenes. Es muy fácil entusiasmar a los jóvenes. No es tan fácil el acompañarles para que ese entusiasmo primero no decaiga y evolucione hacia Jesús. Muy hacia adentro de Jesús.

He intentado varias fórmulas de seguimiento Fórmulas que han ido fallando unas tras otras. O han fallado las fórmulas, o he fallado yo y los que las seguían. A veces he pensado que eran técnicas muy válidas, pero vacías de la presencia del Espíritu Santo.

Hace unos doce años, descubrí los grupos de oración y me di cuenta que aquél podía ser mi camino. Los descubrí por dentro, semana a semana. Aunque ya había formado grupos Unos años antes, pero no los seguía de cerca. Los seguían otras personas a las que tanto debo y tanto me han enseñado con su perseverancia y buen hacer, tanto religiosos como seglares.

Comencé a seguir semana tras semana con algunos universitarios de Pamplona, y descubrí cómo iban adentrándose en el Evangelio, en la reflexión, cómo iban gustando el silencio y cómo se iban comprometiendo. Algunos ya están casados. El grupo de oración les ha ido madurando en la fe.

En los cinco años que llevo en Calahorra, las experiencias han sido muy ricas. Incluso las experiencias negativas también han sido muy ricas.

Estas páginas van a dar fe de esta experiencia. Jóvenes de diferentes lugares van a dar testimonio de su experiencia oracional. Gracias a todos los que han respondido a esta invitación.

Voy a tratar los siguientes aspectos:

* Qué es un grupo.

* Cómo iniciarlo.

* Problemas que surgen.

* Medios para seguir.

* A qué compromete.

* Esquemas para los animadores y los principiantes.

Estas páginas no tienen otra finalidad que ayudar a los monitores de grupos y a los mismos jóvenes a caminar por los caminos de la oración. Para todos esos jóvenes y gente mayor que se han dado cuenta que el grupo de oración es algo fantástico para madurar en la fe y en el seguimiento a Jesús para servicio de los hermanos.

Quisiera que fueran como un homenaje a tantos jóvenes que he conocido a lo largo y ancho de España. Desde Ceuta — qué recuerdos tan bonitos los de Ceuta!hasta Santander —gente maja la de Cantabria! —;desde  Salamanca —qué lejos aquellos recuerdos en el internado de las MM. Adoratrices!—, hasta las zonas alicantinas de Novelda, Crevillente y Callosa de Segura o Elche, donde se están comprometiendo de lleno en el fantástico mundo de la oración.

También quiero que estas páginas sirvan para pedir perdón a los jóvenes, a los que haya decepcionado o aconsejado mal. Sobre todo en los comienzos cuando tuve la osadía de meterme en este lío con tan poca experiencia como tenía.

En nuestros grupos, los llamamos GOT (Grupos de Oración Teresiana). Como carmelitas, dejamos caer en lo que nos rodea y en lo que trabajamos, el carisma teresiano.

Pero aunque le queremos dar ese sabor teresiano, he de confesar que tienen similares características a otros grupos eclesiales, en especial a los grupos de Renovación Cristiana a los que tanto debo y de los que tanto he aprendido, sobre todo en el punto de la alabanza que por otra parte es algo muy teresiano. Si alguien alaba a Dios, es Teresa de Jesús.

Pongo estas páginas, que vuelvo a repetir no son un estudio, en manos de nuestra Madre del Carmen y de San José. Que ellos las presenten al Padre por medio de Jesús y nos envíe el Espíritu Santo, que tanto lo necesitamos.

Calahorra, Octubre de 1992.

 

Editado para Internet por  Caminando con Jesús

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

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